Somos 14 travestis, transgénero y transexuales que convivimos en el módulo 6 del Pabellón C de la Colonia Penal de Ezeiza.
Queremos denunciar y visibilizar nuestra situación a fin de que las autoridades sepan que no pueden seguir vulnerando nuestros derechos. No tenemos miedo, preferimos pasar más tiempo encerradas a seguir viviendo esta tortura que la sociedad ignora.
Estamos privadas de nuestra libertad en un lugar imposible de ser habitado. No contamos con una línea de teléfono que funcione con continuidad, no poseemos el servicio de 0800 y la línea del pabellón está intervenida.
Recibimos como respuesta del Servicio Penitenciario que el problema es de la empresa de telefonía, ya que es la que suministra el servicio al penal, vulnerando el artículo 158 de la ley 24.660: “El interno tiene derecho a comunicarse periódicamente en forma oral o escrita con su familia, amigos, allegados, curadores y abogados”. Para las compañeras que se encuentran en fases avanzadas, es decir, que están a punto de gozar el beneficio de la libertad, esto es un verdadero martirio, ya que necesitan afianzar sus lazos familiares y sociales fuera del penal.
Varias de nuestras compañeras han recibido encomiendas de sus familias y las mismas han vuelto al remitente, ya requisadas, deterioradas y sin algunos de los elementos enviados. Muchas de nosotras somos del interior del país y limítrofes, de escasos recursos materiales, por lo que no resta mucho por decir del agravio que esto implica, tanto para nosotras como para nuestras familias.
Tampoco contamos con la continuidad de agua en las canillas, duchas, piletas e inodoros. Hay celdas que directamente no cuentan con agua.
Vivimos en un pabellón totalmente enrejado, ya que este lugar estaba destinado a confinamiento y sancionados. Tenemos rejas en el techo del patio interno, doble rejal en las ventanas y rejas en las puertas de nuestras celdas. Con tantas rejas no contamos con ventilación suficiente ni tampoco con calefacción, más necesaria que nunca en esta época de temperaturas imposibles. Algunas de nuestras compañeras son portadoras de HIV y el insoportable frío acarrea gripes y otras enfermedades a las que no deberían estar expuestas. Por otra parte, hay numerosos focos infecciosos dentro de este pabellón, vulnerando el artículo 58 de la misma ley antes mencionada, donde se impone “implementar medidas de prevención, recuperación y rehabilitación de la salud, y se atenderán especialmente las condiciones ambientales e higiénicas de los establecimientos”.
Otra violación de nuestros derechos se da contra el artículo 67, donde reza que “el interno podrá presentar peticiones y quejas al director del establecimiento y dirigirse sin censura a otra autoridad administrativa superior”. En este pabellón, los celadores tienen prohibido recibir ningún tipo de queja, ni siquiera haciendo uso por derecho propio de la ley 23.098 de hábeas corpus.
El miércoles 28 de julio recibimos la visita del director de la Unidad, el Sr. Benito Paredes Sánchez, quien nos ha informado que en los próximos días seremos separadas en dos pabellones. A nuestro entender, seremos más sectorizadas aún, siendo que lo que pedimos desde un principio es un lugar más amplio, ya que desde que estamos en Ezeiza estamos luchando por un PABELLON y no por este lugar que jamás había sido pensado para ser habitado. Pretenden separarnos en dos pabellones, ignorando nuestros pedidos.
Las travestis estamos privadas del trabajo de cocina y limpieza. Los únicos que gozan de ese beneficio son los heterosexuales o con apariencia de hombre, recibiendo como respuesta del Sr. Paredes Sánchez: “Es porque las queremos cuidar”.
Solicitamos urgentemente nos integren al Pabellón de Homosexuales. No somos experimentos del Servicio Penitenciario y no tenemos miedo de decir nuestros nombres hasta que nos escuchen.
Muchas gracias,
Pilar Mamani, Narumi Huapaya Magallanes, Pamela Valverde, Romina Cabell, Viviana Gutiérrez Azañero, Ariana Figueroa, Samara Colina, Ruddyt Yhajaira Falcon, Ivana Cajal, Noelia Rodríguez, Nicole Martín,Sayana Villarroel, Yiyi Flores