Soy una de las pocas mujeres que no quiere ser más joven de lo que es; de hecho amo mis pocas canas. Nunca quise volver atrás. Menos aún a la infancia, divino tesoro… siempre sentí que con vivirla una vez era más que suficiente.
Sos chica para contestar pero no para escuchar. Sos chica para rebelarte pero no para aguantar. Siempre estás del lado equivocado, del que no hay derechos. Eso me enseñaron, con burlas, manoseos y secretos; me enseñaron a ceder, a ser buenita, complaciente. Todo en casita. Todo en familia.
Ahora tengo una hija, me dicen que la malcrío, que es caprichosa, maleducada, que tengo que frenarla, ponerle límites… lo que no saben es que estoy tratando de ayudarla: enseñándole a contestar, a rebelarse, a decir NO a quien sea que tenga delante, incluida yo.