Porque elegí el Anarquismo

Por: Osvaldo Bayer

“Elegí el anarquismo para rescatarlo del olvido, ya que el peronismo había escondido la historia del movimiento obrero anterior a 1945. Durante muchos años la gente creyó que el sindicalismo y la lucha obrera habían nacido con Perón, cosa que no es así.

Trotsky dijo alguna vez que si los anarquistas no existieran habría que inventarlos, porque le han hecho mucho bien a la humanidad con su incorruptible oposición. Demostraron tener una línea que no abandonaron nunca. La cual en este o cualquier otro tiempo histórico implica mucho sacrificio.

El anarquista sabe que nunca llegará a ocupar un cargo político, ni tampoco un cargo sindical. Fue y es una ideología al servicio de la sociedad, y no para ocupar cargos. Es en gestos como ese en donde se hacen visibles sus deseos de una vida digna para la humanidad. Eso me atrae mucho de ellos; por eso los he acompañado como hombre y como historiador. Lo cual no los exime de mis críticas.

Creo que el movimiento tiene que superar ciertos totalitarismos de pensamiento, si es que no quiere caer en el sectarismo. Recientemente en La Protesta, me criticaron por una nota que escribí reconociendo la figura del Che Guevara. Digan lo que digan, no renuncio a reconocer a los hombres que fueron protagonistas de la historia, aunque no hayan sido anarquistas. ¿O acaso se puede desconocer a hombres como Zapata o Sandino? Creo que el error está en erigirse como juez de la historia. En casos como ésos es cuando se puede caer en el sectarismo.

Hay que luchar contra eso: por el bien del anarquismo y por su salud, el anarquista tiene que ser todo menos sectario”.

Osvaldo Bayer.

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¿Por qué un empresario te deja entrar gratis en su discoteca?

Por: Federación Local de Valencia Confederación Nacional del Trabajo (CNT)

¿Por qué un empresario te deja entrar gratis en su discoteca? Porque quiere atraer a los inversores: los hombres, que son los que pagan la entrada.

Este ‘privilegio’ se ‘vende’ como una “ventaja” para las mujeres, por medio de la supuesta discriminación positiva. Pero lo cierto es que las ‘vendidas’ somos nosotras: somos el reclamo, el cebo, el objeto expuesto para atraer a los hombres, conocedores del funcionamiento de este tipo de “publicidad” donde se anuncia un producto muy jugoso: mujeres.

Como dueñas de la emancipación de nuestras vidas y nuestros cuerpos, las mujeres podemos y debemos decidir si queremos participar o no en situaciones como esta y en qué medida, siempre siendo conscientes de la dinámica de mercado que ello supone.

Pero, sobre todo, no podemos permitir que, como mujeres, se nos acuse de “aprovecharnos” de una dinámica que, en los términos en que está planteada, significa convertir a las propias mujeres en objetos.

¡Las mujeres no somos productos! ¡Las mujeres no somos objetos!

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