Esta noticia es un claro ejemplo de comunicación engañosa, bajo distintos títulos, lucha contra HIV o contra la trata de personas, el mensaje final es imponer la prostitución como “trabajo” y eliminar del vocabulario la palabra “prostitución” por “trabajo sexual”. Es la gota, un tanto más pesada por los dólares y la sangre que contiene, que pretende perforar la roca.
Dice: “ Si es mi cuerpo y mi decisión”, una vez más el tema es llevado a una decisión personal, al imperio de la división entre una esfera pública y otra privada. El intento es de eliminar la cuestión social, como si en esto no estuviera implicada toda la sociedad, como si no representara un modelo de relación dehumanizada, mercantilizada, donde las mujeres son puestas y sostenidas en aquel lugar en que los hombres y el sistema patriarcal las pusieron hace siglos.
Otra vez el tema de la libertad como si cualquiera pudiera decidir lo que deseare sin que la sociedad pueda decir nada al respecto. Obviamente, quien va a cuestionar la libertad, pero ese no es el tema, lo central es aquello que el proxenetismo y sus defensores/as no nombran, de lo que huyen como la sombra ante la luz: la dignidad humana.
“Ammar exige ser escuchada en los debates sobre la prostitución”. Este es el modo como pretenden lograr su cometido y donde tenemos que estar alertas. Aceptar debatir es convalidar de algún modo su posición, es reconocer cierto grado de igualdad entre las ideas que serán puestas en relación. No hay equiparación posible, mientras la posición abolicionista y es bueno recordar que el abolicionismo en todas sus formas es un reclamo contra todo tipo de esclavitud, es un grito en favor de la libertad esta fundada en los Derechos Humanos y la no violencia, el reglamentarismo tiene sus bases en el mercantilismo capitalista neoliberal y en la violencia hacia las mujeres, hombres, travestis, niños y niñas.
En un país con una situación socioeconómica como el nuestro, donde existen amplios sectores vulnerados, donde la falta de posibilidades, entre ellas las laborales, es importante, quienes reclaman el reglamentarismo estan diciendo que la prostitución es una salida laboral posible y hasta venturosa para niñas, niños y jóvenes. En definitiva, quien no quiera ver en esta prédica de Ammar CTA una instigación, una promoción de la prostitución, por lo tanto de un delito, es cómplice.
Dice: “Académicos y académicas disertan sobre nosotras sin conocernos ni darnos la palabra: eso también es violencia”. Evidentemente esta señora esta muy lejos del feminismo, de los movimientos sociales, quizá porque su accionar viene desde otro lugar y movido por otros intereses, sino sabría que la palabra no se recibe, se toma, se lucha por la palabra. También es raro oirla hablar de violencia cuando ella misma silencia el dolor de su propio cuerpo y el de sus compañeras, cuando no dice lo que es estar en prostitución, cuando no habla de la sordidez de la violencia diaria y continua.
Me gustaría que Ammar CTA tome la palabra, libere los gritos y juntos y juntas salgamos a la calle a denunciar el hambre, la corrupción, la falta de oportunidades, los abusos, la falta de educación que las llevaron a la situación de prostitución. Que tomen la palabra para señalar a los proxenetas y tratantes y a quienes desde los gobiernos y la política se enriquecen con su cuerpo, que los indiquen con nombre y apellido, pero no es esto lo que sucede. Lo que no pueden pedirnos es que las acompañemos a pedir que nuestras niñas, niños, mujeres y travestis, cambien su dignidad por una libreta sanitaria, a pedir que sigan en la esquina, pero con un cartelito con su número de identificación.
Señoras, lo que reclaman no es tener una voz propia, sino repetir la voz del amo, repetir lo que desde hace siglos el patriarcado viene marcándonos.
Dice que “Pide proteger a las víctimas de trata”, entonces, ¿por qué no lo hacen? Ellas estan en situación privilegiada para saber en qué prostíbulo hay víctimas de trata, en cuál hay niñas y niños, quién es el proxeneta, el tratante, cuáles son las rutas, quienes son los policías y políticos corruptos.
O es que para ellas los responsables siempre serán los/las otras, el feminismo, el abolicionismo, los y las académicas, los que no debaten, los edictos policiales, los policías, jueces y políticos y seguramente sigue la lista.
Dice: “como desde los países centrales está llegando mucho dinero con relación a este tema”, sería muy interesante que cada uno/a quisiera blanquear su base financiera, la mía es mi propio trabajo. Espero que Ammar CTA informe también con qué dinero recorren el país, salen al exterior, difunden. Sería muy triste saber que hay capitales proxenetas financiando, o que también se sostienen mediante el aporte de las compañeras que estan paradas en las esquinas.
Me alegraría saber que algunas gracias a esta tarea “sindical” ya han podido salir de su situación de cautiverio prostibulario, lo que me parecería innoble es que predicaran para que sus compañeras, otras mujeres, sí siguieran en sus esquinas, atadas a esta situación carente de dignidad.
Noticia que dio origen al artículo escrito por Alberto B. Ilieff
Por Pedro Lipcovich
LA TITULAR DE AMMAR DIFERENCIA A LAS VICTIMAS DE TRATA DE LAS QUE “EJERCEMOS EL TRABAJO SEXUAL”
“Si es mi cuerpo, ¿cuál es el problema?”
Acceder a nota Página 12 click aquí
Elena Reynaga, del Sindicato de Mujeres Trabajadoras Sexuales, recibirá un premio de la ONU por su trabajo en prevención del sida. Exige ser escuchada en los debates sobre prostitución y advierte sobre los “allanamientos mediáticos”.
“Si es mi cuerpo y mi decisión, si es mi manera de ganarme la vida y si, a veces, la paso bien, ¿cuál es el problema?”, preguntó la titular del Sindicato de Mujeres Trabajadoras Sexuales de la Argentina (Ammar), a punto de viajar a Viena para recibir el premio que la ONU otorgó a la entidad por sus logros en la prevención del VIH/sida. Ammar exige ser escuchada en los debates sobre la prostitución: “Académicos y académicas disertan sobre nosotras sin conocernos ni darnos la palabra: eso también es violencia”. Pide proteger a las víctimas de trata, a las que “tras rescatarlas las reenvían a sus lugares de origen, donde vuelven a caer en las mismas redes”, distinguiéndolas de “las mujeres que ejercemos el trabajo sexual sin que nadie nos obligue”. Y advierte sobre “los allanamientos puramente mediáticos, donde las compañeras son victimizadas y los dueños del prostíbulo nunca van presos”. Ammar persiste en exigir la derogación de los edictos que, en todas las provincias menos tres, permiten a la policía mantener presas a las personas sin orden judicial.
“Las mujeres que integramos Ammar elegimos reconocernos como trabajadoras sexuales y, como tales, parte de la clase trabajadora: no somos tratadas, ni obligadas, ni secuestradas, y no nos sentimos más ni menos víctimas que cualquier otro trabajador a quien no se le respetan sus derechos laborales”, sostiene un documento del sindicato –adherido a la CTA–, con relación a un debate sobre si la prostitución puede ser considerada un trabajo, que tuvo lugar en el reciente Encuentro Internacional sobre Violencia de Género (ver Página/12 del 4 de julio).
El documento denuncia “la violencia de los discursos de académicos y académicas que, muy lejos de conocer nuestras realidades, disertan desconociendo toda voz construida desde las trabajadoras sexuales”. “Se arman congresos donde debaten acerca de nosotras, pero sin nosotras –deploró Reynaga, quien también es secretaria de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe–. Algunas feministas abolicionistas buscan erradicar la prostitución, se apuran a penalizar, y a nosotras nadie nos pregunta. Deberían reconocer que existe un movimiento nacional, regional y mundial de trabajadoras sexuales, que luchamos por el reconocimiento. Somos muchísimas. ¿Por qué no nos invitan a debatir? No hacerlo también es violencia hacia nosotras.”
Reynaga –delegada latinoamericana ante el Consejo sobre Políticas y Trabajo Sexual de la ONU en Ginebra– pidió diferenciar entre los procedimientos contra la trata de mujeres a partir de investigaciones confiables y “los allanamientos puramente mediáticos, donde la policía pone a las compañeras contra la pared, les hacen revisaciones ginecológicas de mala manera, las victimizan totalmente, mientras el dueño del prostíbulo nunca es detenido, porque alguien le avisó”. Advirtió que “como desde los países centrales está llegando mucho dinero con relación a este tema, aparece alguna ‘cooperativa’ dedicada a denuncias mediáticas que no resuelven el problema de fondo, sustentado en la corrupción, no sólo de policías sino de jueces y fiscales”. Además, “a las compañeras que realmente son víctimas de trata se las manda a sus provincias o países de origen, donde vuelven a caer en las mismas redes, en lugar de contenerlas, ofrecerles alternativas laborales y darles atención psicológica”.
Ammar exige la derogación de los códigos contravencionales que otorgan a la policía la facultad de “detener a las personas por 30 días sin dar cuenta a nadie. Rigen en todas las provincias argentinas menos la ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos y, desde hace poco, Santa Fe. ¿Quién atiende a los hijos de estas compañeras, cuando pasan 30 días detenidas por hacer algo que ninguna ley prohíbe?”, pregunta Reynaga, y denuncia que “si tres o cuatro chicas alquilan por su cuenta un departamento para trabajar, enseguida va a caer la policía para decirles que, si no pagan, tendrán problemas”.
Según el documento emitido por Ammar, “la resistencia de muchos a considerarnos y respetarnos es que usamos como herramienta de trabajo nuestros genitales y eso, para quien considera la sexualidad como algo sagrado, es un pecado o una inmoralidad”. “¿Cuál es el problema de que usemos esa parte del cuerpo para trabajar? –pregunta Reynaga– ¿Por qué otras partes sí pero ésa no? Cuando se pide la despenalizació n del aborto, con la que estamos totalmente de acuerdo, se argumenta que la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo. ¿Cuál es el problema si es mi cuerpo, mi decisión y mi manera de ganarme la vida y si, de vez en cuando, la paso bien?”