Pero para ser anarquistas no basta querer la emancipación del propio individuo, queremos que la emancipación de todos; no basta rebelarse a la opresión, pero nos negamos a ser opresores, deben entender los vínculos de solidaridad, natural o querida, que unen los hombres a los otros, tenemos que amar a nuestros símiles, sufrir los males de los demás, no sentirse felices si se sabe que los demás son infelices. Y esto no es una cuestión de acuerdos económicos: es cuestión de sentimientos, o, como se dice teóricamente, cuestión de ética.
De tales principios y tales sentimientos, comunes a pesar el diverso lenguaje, a todos los anarquistas, se trata de encontrar a los problemas prácticos de la vida las soluciones que mejor respetan la libertad y mejor satisfacen los sentimientos de amor y de solidaridad.
Aquellos anarquistas que se dicen comunistas ( y yo me encuentro entre ellos) son tales no porque quieren imponer su especial modo de ver o crean que fuera de eso no hay salvación, porque están convencidos hasta prueba contraria, que mas los hombre están unidos y mas intima es la cooperación de sus esfuerzos a favor de todos los asociados, mas grande es el bienestar y la libertad de cada uno puede gozar.
El hombre, ellos piensan, si incluso es liberado de la opresión del hombre, queda siempre expuesto a las fuerzas hostiles de la naturaleza, que el no puede ganar solo, pero puede con el concurso de los demás hombres dominar y transformar en medios del propio bienestar. Un hombre que quisiese aprovisionar sus necesidades materiales trabajando solo, seria esclavo de su mismo trabajo. Un agricultor, por ejemplo, que quisiese cultivar el solo su pedazo de tierra, renunciaría a todas las ventajas de la cooperación y se condenaría a una vida de miserable: no podría concederse periodos de reposo, viajes, estudios, contactos con la vida múltiple de los vastos agrupamientos humanos y no podría siempre comer.
Es grotesco pensar de los anarquistas, por cuanto se digan y sean comunistas, quieran vivir como en un convento, someter regla común, a la comida y a los vestidos uniformes, etc.; pero seria igualmente absurdo pensar que ellos quieran hacer lo que les gusta sin tener cuenta las necesidades de los demás, del derecho de todos a una igual libertad. Todos saben que Kropotkin, por ejemplo, el cual fue entre los anarquistas uno de los mas apasionados y el mas elocuente propagador de la concepción comunista, fue al mismo tiempo grande apóstol de la independencia individual y quería con pasión que todos pudiesen desarrollar y satisfacer libremente sus gustos artísticos, dedicarse a las búsquedas científicas, unir armoniosamente el trabajo manual y el intelectual para convertirse en hombres en el sentido mas elevado de la palabra.
Mas, los comunistas (anarquistas se entiende) creen que a causa de las diferencias naturales de fertilidad saludable y posición del suelo, seria imposible asegurar individualmente a cada uno iguales condiciones de trabajo a realizar, si no la solidaridad, al menos la justicia. Pero al mismo tiempo ellos se dan cuenta de las inmensas dificultades para practicar, primero de un lardo periodo de libre evolución, aquel voluntario comunismo universal que ellos consideran cual ideal supremo de la humanidad emancipada y unida. Y llegan entonces a una conclusión que podría expresar con la formula: cuanto mas comunismo es posible para realizar el mas posible del individualismo, es decir el máximo de solidaridad para gozar el mismo de libertad.
Por otro lado los individualistas (hablo se entiende, siempre de anarquistas) por reacción contra el comunismo autoritario – que ha sido en la historia la primera concepción que se a presentado a la mente humana de una forma de sociedad racional justa y que a influenciado mas o menos todas las utopías y todos los tentativos de realización – por reacción, digo, contra el comunismo autoritario que en nombre de la igualdad hace caer y destruye la personalidad humana, han dado la mayor importancia al concepto abstracto de libertad o no se han dado cuenta o no han insistido, que la libertad concreta, la libertad real y condicionada de la solidaridad, de la fraternidad y de la cooperación voluntaria. Habría nada de malo pensar que quieren privarse de los beneficios de cooperación e imposible condannarzi a un imposible aislamiento. Ellos comprenden ciertamente que el lavoro isolado e/o impotente y que el hombre, para asegurarse una vida humana y gozar materialmente de todas las conquistas de la civilización, o debe explotar directamente o indirectamente el trabajo de los demás y prosperar de las miseria de los trabajadores, o asociarse con sus símiles y dividir con ellos los pesos y las alegrías de la vida. Siendo anarquistas no pueden admitir la explotación del hombre sobre el hombre, deben necesariamente estar de acuerdo que para ser libres y vivir como hombres tenemos que aceptar un grado y una forma cualquiera de comunismo voluntario.