ABORTO Y PROSTITUCIÓN: SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

Por: Mayra Lucio (Ideas escritas en 2018)

Algunas teóricas neoliberales vienen comparando la lucha por la legalización del aborto con el reclamo político de regular la prostitución como un trabajo (estoy pensando en la antropóloga Marta Lamas, pero podría ser cualquier otra). A mí me parece que equiparar ambas lecturas, con las ideologías contrapuestas que involucran, solo genera confusión, de esas tendenciosas. A la vez sí creo que vale mucho la pena comparar ambas prácticas sociales, ya no como mera equiparación de reclamos sino como comparación crítica:

1-el potencial de soberanía y liberación que tiene el lema «mi cuerpo es mío» frente al aborto, es decir, como autonomía y decisión plena de nuestros cuerpos, es ante todo un posicionamiento colectivo que reivindica el placer y la resistencia a la maternidad forzada heternormada. Esa acepción de la frase es MUY DISTINTA al «mi cuerpo es mío» como decisión individualista liberal que también es válida pero menos legítima, ya que mira su propio ombligo y no tiene en cuenta los efectos a nivel colectivo, con el riesgo de desconocer los derechos económicos, sociales y culturales a nivel grupal, que toda mirada individualista conlleva.

2-En ambos casos, todas podemos hablar y opinar del tema (las que abortamos efectivamente y las que no, las que nos prostituimos y las que no). Todas potencialmente podemos abortar o prostituirnos.

3-En ambos casos las que se ven directamente afectadas, vulneradas en sus derechos, sin posibilidad de elegir su destino, son las más pobres. O sea, las mayorías. Mayorías para las que deberían regularse políticas públicas, sin reproducir excepcionalidades.

4-La clandestinidad del aborto reproduce la excepcionalidad de que las ricas y clase media puedan abortar en condiciones seguras, mientras que las pobres se ven expuestas a riesgos de salud que pueden terminar con su vida. Una regulación del trabajo sexual reproduciría la excepcionalidad de que unas pocas -que eligen prostituirse entre otras opciones de vida- puedan hacerlo con los mismos derechos que hoy, mientras que las pobres potenciarían su estado de vulneración (económica en principio) frente a las redes proxenetas -que podrían explotarlas más fácilmente y con menos posibilidades de salir de esa sujeción, dada la legitimación legal que existiría gracias a dicha regulación (los proxenetas serían simples empresarios capitalistas).

5-Ambas cuestiones POLÍTICAS, son responsabilidad del Estado y más allá. Y las feministas somos también responsables de las posiciones, lecturas, acciones y omisiones que asumamos en ambos casos (por supuesto y gracias a las diosas de la isla de lesbos, en uno hay consenso!).

6- La prohibición del aborto y la reivindicación de la prostitución nos atraviesan y generizan de manera similar: ambas resultan legitimantes de la heteronorma. Estamos hablando de una práctica clandestina, ilegítima para el conservadurismo moral (aborto) y una práctica estigmatizada pero legal, funcional y hasta legítima de a la doble moral y la institución conservadora de la familia (prostitución).

7-PORQUE SOMOS ABORTERAS, hayamos abortado o no, y esto es una prohibición del patriarcado: su legalidad y soberanía es emancipatoria, subvierte el patriarcado. A la inversa, PORQUE TODAS SOMOS PROSTITUIBLES, nos hayamos prostituido o no, y eso es una condición estructural del patriarcado -al ser una sus instituciones fundantes: no puede ser emancipatoria.

Lo conservador no puede ser subversivo al mismo tiempo. «Las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo» Audre Lorde.

#AbortoLegalYa!

 

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