Una mañana, un propósito.
Un mantra que repetir hasta que
se haga ritmo, sanguíneo circular
entre los huesos. Ir y venir, por afuera
cotidiana y confiable, por adentro, bomba
de relojería. Tic tac, el amor tic tac.
(de La rama)
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Estar en el amor es estar
en recogimiento, en la
perseverancia de la escritura:
se escribe para materializar
un infinito irreductible, se ama
por idéntica razón. Un dibujo
de figuras impregnadas de
sentido, formas huecas que
sedimentamos de psiquis e
intenciones. Y las nombramos
Amor. Nos amamos en él.
La otra está allí como el necesario
refuerzo de la contrafigura.
Pese a todo este desatino, te veo,
todavía sombra, que atraviesa
los párpados cerrados, con su luz.
(de Conversaciones en la noche del amor)
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Todas las noches un tren
infinito me atraviesa
el cuerpo a todo lo largo;
a lo ancho lo hace
una mujer sin detenerse.
(de La rama)