Como verán el patrón es el mismo en todos los lugares en que vienen intentando disciplinar los cuerpos en desmedro de una sexualidad libre y placentera. O sea que de decisiones libres y de personas prostituídas empoderadas nada de nada. La mafia proxeneta tiene todo fríamente calculado.
Por: Sylviane Dahan
Vocal de Mujeres y Derechos Civiles de la FAVB (Federación de Asociaciones de Vecinas y Vecinos de Barcelona)
“Uno de los elementos clave de este tipo de campañas consiste en erigir como portavoces y representantes de las mujeres en situación de prostitución a ONG que trabajan con ellas – recibiendo subvenciones y ayudándolas a sobrellevar su prostitución, pero no a salir de ella – y a pretendidos “sindicatos” donde apenas hay mujeres, que nunca han negociado una relación contractual, pero que son ampliamente mediatizados. Toda esa abigarrada y ruidosa constelación, manipulando aquí y allá a un puñado de mujeres como ariete contra el feminismo abolicionista, contribuye a silenciar a una abrumadora mayoría de ellas, violentada y explotada. Hay que reconocer que, en su empresa normalizadora, las industrias del sexo han desarrollado una extraordinaria habilidad para hablar a cada cual en el lenguaje que le gusta escuchar – y que tranquiliza su conciencia. A la izquierda le hablan de sindicalismo y conquista de derechos. A las feministas, de autonomía personal y derecho al propio cuerpo. A los movimientos alternativos, de cooperativas. A los liberales, de responsabilidad individual. A los gais, de libertad sexual. La aceptación de la prostitución se vende con envoltorios adecuados a cada público. La intelectualidad postmoderna, que ha perdido cualquier horizonte de progreso social para la humanidad, ha aportado a los grandes proxenetas un precioso arsenal terminológico.
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