Por: Maria Sabroso.
Del muro de la lúcida compañera Loola Pérez, con admiración por su saber.
“Me gusta la gente que se lleva bien con sus ex. Me parece un ejercicio de madurez. El “lo dejamos y nos odiamos” es tan infantil. Yo procuro hablar bien de mis ex. Sin idealizarlos. No son perfectos. La relación cambia, pero no desaparece. Incluso ahora les quiero más. Les quiero más porque estoy agradecida por todo lo que me enseñaron durante la relación. Incluso les quiero de forma más sana. Joder, si es un ex maltratador capullo no le pienso ver ni en pintura… Pero si es un ex guay, con el que simplemente asumes que la gran mayoría de las veces las relaciones afectivo-sexuales o el enamoramiento tiene su principio y final…, ¿por qué hay que odiarse?. Entiendo ese primer momento de tristeza, frustración, decepción, agobio o alivio tras una ruptura. Pero ese momento no permanece eternamente. Al menos, no cuando se trata de mí. Después de ese duelo inicial post ruptura reseteo y empiezo a razonar posibles nuevas formas de interacción y afecto con esa persona, con la ex pareja. Sin presiones, con comunicación y muuuucha paciencia.”
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