El trabajo es la fuente de casi toda la miseria en el mundo. Casi todos los males que puedas mencionar provienen del trabajo, o de vivir en un mundo diseñado para el trabajo.
Para dejar de sufrir, tenemos que dejar de trabajar. Esto no significa que tenemos que dejar de hacer cosas. Significa crear una nueva forma de vivir basada en el juego; en otras palabras, una convivencia lúdica, comensalismo, o tal vez incluso arte. El juego no es sólo el de los niños, con todo y lo valioso que éste es. Pido una aventura colectiva en alegría generalizada y exhuberancia libremente interdependiente.
El juego no es pasivo. Sin duda necesitamos mucho mas tiempo para la simple pereza y vagancia que el que tenemos ahora, sin importar los ingresos y ocupaciones, pero, una vez recobrados de la fatiga inducida por el trabajo, casi todos nosotros queremos actuar.
El Oblomovismo y el Estajanovismo son dos lados de la misma moneda despreciada. La vida lúdica es totalmente incompatible con la realidad existente. Peor para la “realidad”, ese pozo gravitatorio que absorbe la vitalidad de lo poco en la vida que aún la distingue de la simple supervivencia. Curiosamente o quizás no todas las viejas ideologías son conservadoras porque creen en el trabajo.
Algunas de ellas, como el Marxismo y la mayoría de las ramas del anarquismo, creen en el trabajo aún mas fieramente porque no creen en casi ninguna otra cosa.