El pensamiento de Mujeres Libres fue de tal profundidad que en la actualidad sigue siendo un referente para las Mujeres Libertarias y grupos de mujeres feministas que cuestionen los modelos de dominio y sumisión entre los seres humanos.
Desde estos referentes se necesita profundizar sobre una cuestión que por superada en los medios anarquistas, ya ni se hablaba de ella. Es la prostitución, que aparece en nuestros medios: “La alianza sindicalista- prostitutas”, marzo 2.007, firmado por el grupo Hetaira.
¿Las mujeres que nos precedieron y otras experiencias pueden servir para ilustrar y conocer los avatares de la prostitución, considerada como la esclavitud del S. XXI?.
Teresa Claramunt manifiesta respecto a la prostitución una posición habitual en el anarquismo: su rechazo por considerarla “una gangrena social que afecta, sobre todo, a los hijos del pueblo. Las Mujeres tenían que ser personas dignas y libres para no caer en la corrupción que implicaba la prostitución”.
Lucía Sánchez Saornil escribía en su artículo publicado en Solidaridad Obrera, 1.935, “la cuestión femenina en nuestros días”. El mundo masculino ha venido oscilando frente a la mujer entre dos conceptos extremos: de la prostituta a la madre, de lo abyecto a lo sublime, sin detenerse en lo estrictamente humano; “la mujer como individuo, como racional pensante y autónomo”.
Amparo Poch y Gascón, en la revista Estudios, en el artículo “Nuevo Código de Pureza, 1.934”, nos aporta elementos para el conocimiento y reflexión sobre la psicología humana: “Sabiendo las hondas agitaciones y pasiones, es como únicamente podemos dominarlas y utilizarlas, viendo claramente y en toda su importancia nuestros defectos podremos únicamente enmendarlos. Esta visión clara, este preciso conocimiento, esta franqueza de nosotros mismos no se alcanza rápidamente y sin esfuerzo”.
En la actualidad se esgrimen conceptos y preguntas faltas de rigor y visión clara, tales como:
– ¿La prostitución es una elección personal, cuya decisión corresponde a la libertad individual?
La respuesta sería que no toda acción personal puede ser válida ética y moral. Ej.: un individuo o grupo puede pretender ser esclavo y otro esclavizar. Esto traspasa el hecho individual afectando a la colectividad, por lo tanto no seria aceptable desde nuestra ética atentar a la dignidad del ser humano, en cuyo caso no debe ser legal.
– ¿Se trata de facilitar en la vida cotidiana el trabajo, la seguridad social, economía y pedir una actitud ética frente a la “profesión”?
Al igual que no consideramos profesión ejercer de esclavo, tampoco sería ser prostituta. Si se trata de facilitar la vida de las personas sumergidas en el mercado del sexo, es
un problema social de gran profundidad, no una actividad económica necesaria y digna para la mujer, al sustentarse en la vejación, la violencia, la humillación, cuyas consecuencias hacen palidecer cualquier espíritu sensible, se manifiestan en los films, la publicidad, la moda, la música, la literatura, los medios de comunicación. En ellos, las mujeres se muestran sexualizadas y consideradas como objetos, al mismo tiempo dan una imagen falsa de la prostitución. Los extremos de violencia que los compradores de sexo, los proxenetas y los traficantes de seres humanos, hacen sufrir a las mujeres y a los jóvenes se banaliza. En otras circunstancias, estos actos serían considerados como malos tratos sexuales y violaciones.
Las encuestas internacionales muestran que las prostitutas sufren las mismas heridas emocionales que los viejos combatientes de la guerra y las víctimas de las torturas, presentando los síntomas de angustia, insomnio y estrés. Las tentativas de suicidios son frecuentes en este contexto. Así lo muestra un estudio canadiense, donde las mujeres prostitutas corren 40 veces más riesgo de ser asesinadas que las mujeres en general. Cada año 40 millones de mujeres y niños son víctimas del tráfico de seres humanos, en su mayoría explotados y prostituidos.
P.- ¿La sexualidad es un tabú social y conlleva que se esté en contra de este tipo de relación prostituida?
En este criterio subyace el intento de liberalizar cualquier tipo de relación humana e íntima para venderla en el mercado del sexo, en la línea de los comentarios suscitados sobre la vida de las personas que llenan las páginas de algunos medios, cobrando cantidades considerables de dinero por hablar y chismorrear sobre vidas propias y ajenas.
En definitiva, una concepción del sexo que expone como normales los gestos y las actitudes de la pornografía en todas sus manifestaciones. Los medios de comunicación y en particular la publicidad y la industria pomo presentan imágenes de mujeres accesibles sexualmente para satisfacer los deseos incontrolables de los hombres.
Hoy la ideología liberal intenta reglamentar la prostitución, presentándola como “trabajadoras del sexo”: La explotación sexual de los seres humanos, los más vulnerables, las mujeres y los niños, es reducida a la explotación que ejerce el capital en el centro de trabajo. En Alemania la prostitución es admitida y legalizada, todas las empresas de más de 15 empleados, los burdeles incluidos, están obligados a contratar
aprendizas para el “oficio” salvo penalización económica. Del mismo modo las mujeres que perciben prestaciones por desempleo y que trabajaban en los bares, deben aceptar las proposiciones de empleo en los burdeles, so pena de perder sus derechos económicos.
Un país abolicionista como Francia, con 61 millones de habitantes, tiene la mitad de prostitución que Holanda con 16 millones y 20 veces menos que Alemania con aprox. 82,4 millones.
Médicos del Mundo ilustra lo expuesto con observaciones como que la mayoría de prostitutas no han tenido elección porque parten de circunstancias de gran vulnerabilidad, han sufrido violencia, abusos sexuales y violaciones en las familias de origen, han pasado por maternidades sin pareja que les ha supuesto rechazo familiar y social y graves necesidades. Son adictas a las drogas y víctimas del tráfico de mujeres.
– ¿Estigmatización de quienes usan la prostitución y de quienes la practican?
Se necesita estudiar, analizar y debatir las relaciones sexuales de una sociedad que practica la prostitución de forma abundante. No se puede hablar de doble moral, sino del cambio que se produce o se ha producido al vivenciar y visualizar las relaciones íntimas desde la parte más grosera y brutal del ser humano.
Amparo Poch, en su artículo “Elogio del Amor Libre”, escribió: “Uno de los enemigos del amor verdadero es la prostitución, en ella la psicología del hombre se ha deformado, se ha empobrecido, la costumbre de acercarse a la prostituta con la parte más grosera del impulso se ha cristalizado en él, imposibilitándole para la perfecta unión amorosa”.
Cabria preguntarse: ¿están satisfechas las mujeres con el sexo que imita y exige actitudes pornográficas? ¿Estamos dispuestas a legalizar la prostitución con todas las consecuencias ya expuestas? ¿Aceptaríamos ver a las jóvenes ejerciendo como aprendizas de la prostitución y reivindicando un convenio dónde se legitime la esclavitud humana?. La respuesta tiene que ser no.
Si el sistema patriarcal necesita “cloacas” para perpetuarse utilizando a la mujer como esclava sexual, como mercancía, si se ha luchado a favor de la liberación de la mujer para que lo más bello aflorase en la vida, para descubrir lo sublime en el amor y el sentimiento de unidad con el universo, no podemos ser cómplices con el silencio, ni aceptar la cosificación que se impone a la mujer reducida a objeto sexual.
Hoy, la humanidad es testigo de la industrialización de la prostitución, de la trata de mujeres y de niños, de la pornografía y el turismo sexual. La liberalización de las leyes en algunos países ha permitido a los proxenetas del crimen organizado adquirir, saliendo de la clandestinidad, el estatus de empresarios y comerciantes respetables. El programa de la ONU para el desarrollo estima que el producto criminal bruto constituye el 15 % del comercio mundial y la trata de mujeres y niños aportan más beneficios que el comercio de armas o el de la droga.
Desde la ética, el respeto a las mujeres que dieron luz y abrieron el camino hacia la liberación de la mujer, desde el cuidado que merecen los niños y niñas, desde la posibilidad que nos brinda el conocimiento y la sabiduría para construir arquetipos de libertad y modelos sociales habitables, urge abolir los modelos de esclavitud y comenzar la tarea para dar cultura, formación y posibilidades de crecimiento humano a las
prostitutas, siendo conscientes que los daños vividos, sus heridas emocionales, tardarán en curarse, tomando por delante una larga tarea para recomponer el alma maltrecha de tantas mujeres rotas…
La esperanza nace de la consciencia y la solidaridad para llevar a cabo acciones internaciones que paren esta locura. Las mujeres francesas organizadas enarbolan la bandera de la abolición, apoyadas por sindicatos, partidos, el y Libertario; en Suecia, el gobierno aceptó legislar en dirección de abolir la prostitución. Tanto Mujeres Libres como Mujeres Libertarias dijeron no a la prostitución.
Los Liberatorios de Prostitución planteados por MMLL siguen siendo una asignatura pendiente.
Campaña contra la prostitución de MMLL.
Por favor cuantas sandeces juntas. ¿Que se asemeja más a ser un esclavo: un interno/mayordomo a su servicio 24h o una mujer que da placer usando su cuerpo? tal y como hace cualquier masajista, pero cobrando mucho más y pudiendo escojer clientes y servicios y su horario de trabajo libremente.
Anarquistas que quieren prohibir…es el sinsentido mayor posible.
Una cosa es hacer algo porque alguien te obliga, y otra es trabajar de lo que uno pueda y quiera para ganar dinero.
Hay que regular y no prohibir.
Las prostitutas venden su tiempo y esfuerzo no su cuerpo, porque como TODOS trabajamos con nuestro cuerpo, el panadero con sus manos, el futbolista con sus pies, el ingeniero con su cerebro, pero no conozco a nadie que no trabaje con su cuerpo, y NADIE, ni las putas, venden su cuerpo, salvo los que venden órganos en el mercado negro…
LA PROSTITUCIÓN NO ES UN TRABAJO: ES UNA FORMA DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Existen hoy dos posiciones respecto a la prostitución:
*La que la considera un trabajo como cualquier otro y una elección libre, fruto de un contrato entre dos individuos: cliente y mujer prostituida.
*La que, en cambio, sostiene que la prostitución es una forma de violencia contra las mujeres.
Nosotras decimos que la prostitución es una forma de violencia contra las mujeres, una violación de los derechos de las humanas, porque:
*La prostitución se inscribe en las relaciones de opresión patriarcales, que colocan a los varones del lado del dominio y a las mujeres de la sujeción. La pregunta no es, ¿por qué las mujeres ingresan a la prostitución?, sino: ¿por qué tantos varones compran cuerpos de mujeres y niñas para la satisfacción de su sexualidad?
*No es un contrato entre “cliente”-prostituyente y mujer en prostitución, porque no se puede hablar de consentimiento – condición de todo contrato – en condiciones de profunda desigualdad. Las mujeres no “se prostituyen”, son prostituidas por “clientes” y proxenetas protegidos por el Estado, compelidas por la necesidad económica, por presiones de todo tipo, por la violencia material y simbólica, por costumbres e ideas contenidas en los mensajes culturales que consideran que las mujeres de todas las clases sociales somos objetos disponibles para satisfacer supuestas “necesidades” de los varones también de todas las clases.
*La relación entre “cliente”-prostituyente y mujer prostituida no es una relación laboral entre empleador y empleada ni entra dentro del campo del derecho del trabajo.
*Ninguna forma de trabajo puede separarse del cuerpo. Pero en la prostitución el comprador obtiene derecho unilateral al uso sexual del cuerpo de una mujer. El “cliente” prostituyente le impone su cuerpo, su sexualidad y su placer a la mujer prostituida. El placer de ella no importa. No es un intercambio sexual recíproco.
* Hechos que en cualquier trabajo se consideran acoso o abuso sexual: los toqueteos, las violaciones, las insinuaciones verbales, los requerimientos sexuales indeseados, en la prostitución forman parte de la naturaleza misma de la actividad. ¿Cómo reclamarían las mujeres prostituidas contra el acoso sexual, el abuso o la violación?. ¿Con qué parámetros se mediría? Considerarla trabajo legitima la violencia y las desigualdades sociales y sexuales entre varones y mujeres.
*En todo trabajo está comprometida la subjetividad, pero en la prostitución lo está de una manera más profunda, ya que existe una relación inseparable entre cuerpo y subjetividad, entre cuerpo y sexualidad. La sexualidad es una parte fundamental e inescindible de la construcción de identidad. La identidad sexual está marcada por la masculinidad y la femineidad socialmente construidas, es decir por la desigualdad jerárquica entre los sexos. La prostitución daña a las mujeres de una manera muy distinta a la del trabajo.
* La prostitución produce daños físicos y psíquicos que algunos estudios comparan con los sufridos por quienes padecen una guerra.
* Si prostituir menores de 18 años se considera un delito, ¿cómo puede convertirse en un trabajo y en una elección libre el día en que la mujer cumple 18 años?. El trabajo infantil está prohibido (en nuestro país, antes de los 14 años), pero se promueve la preparación educativa de niñas y niños para sus futuros trabajos: escuelas técnicas, comerciales, de magisterio, etc. Si la prostitución es trabajo, ¿cómo se formaría a las niñas para el mismo?, ¿cuáles serían los cursos de aprendizaje? ¿secundarios con orientación servicio sexual? ¿dónde y con quiénes se harían las prácticas? ¿con los padres, con los tíos, con los maestros?.
*Considerar a la prostitución trabajo favorece la trata y la legalidad de proxenetas y rufianes, al convertir la explotación sexual en un negocio legal.
*Sirve también para crear la ficción de un descenso en la tasa de desempleo, útil para mejorar la imagen de la actual fase del capitalismo, que se caracteriza por el carácter estructural de la desocupación y la exclusión social.
La prostitución es una forma de violencia contra las mujeres, de violación de los derechos de las humanas, de explotación sexual, institución fundamental en la construcción de una sexualidad basada en el dominio masculino y la sumisión femenina y en la cosificación de nuestros cuerpos. No es, por tanto, una expresión de la libertad sexual de las mujeres.
Por todo esto sostenemos que no se debe hacer distinción entre prostitución y trata forzada y voluntaria, ni entre prostitución infantil y adulta, ni diferenciar entre personas menores y mayores de 18 años. Estas distinciones legitiman prácticas de explotación sexual, transformándolas en aceptables y permisibles. Utilizan una falsa idea de elección y consentimiento que no reconoce los condicionamientos sociales e individuales y el complejo proceso que lleva a una mujer a ejercer la prostitución y las diversas formas, sutiles o brutales de coerción, no siempre demostrables.