Los Mosuo, la última sociedad matriarcal – 23-06-10

Sin prejuicios

En el documental The fall of womenland (La caída del país de las mujeres), emitido en la 18a Mostra Internacional de Films de Dones, Xiaodan He nos presenta a los mosuo, una etnia china que vive junto al lago Lugu, cerca de Tíbet, una de las pocas sociedades matriarcales que quedan en el mundo.
Con la ausencia de padre y marido, y sin contrato matrimonial, las relaciones de los mosuo se basan en el amor libre y la satisfacción sexual; una de las pocas sociedades sin violencia del planeta, que ha empezado a emerger y a ser estigmatizada a causa del turismo.
Xiaodan He es hija de antropólogos y descendiente de una rama mosuo, lo que en su adolescencia la avergonzaba, pero hoy se siente orgullosa.

Tengo 35 años. Nací en Sichuan (China) y vivo en Montreal. Me licencié en Cine en Pekín. Me casé con un canadiense, pero nos divorciamos. Mi idea política más importante es la democracia, porque a China todavía no ha llegado. Me interesan las filosofías budista y taoísta.

Pertenezco a la minoría naxi, rama de los mosuo, una de las últimas comunidades matriarcales.

-¿Todavía hoy?

-Sí. Entre los mosuo, la mujer tiene el rol más importante tanto en la vida social como en la laboral. Los hijos llevan el apellido materno y todos los miembros de la familia viven dentro de la comunidad de la familia de la madre.

-¿Existe el matrimonio?

-Sí, pero lo más común es el matrimonio andante, en el que no existe un contrato formal y la pareja únicamente comparte la noche. Cuando amanece, él se va a casa de su madre.
-O sea, que ella no tiene que lavarle los calzoncillos ni prepararle la
cena.

-No comparten las tareas de la vida cotidiana. De hecho, el término boda no existe para ellos. Están juntos libremente y se separan cuando les apetece, y tanto el hombre como la mujer pueden tener amantes y visitarlos cuando gusten. Sin reglas ni contratos.

-¿Los hijos se educan con la madre?

-Sí, en el entorno de la gran familia de la madre, con las abuelas, tías y tíos. En cierto modo, son los hijos de todos. Ni siquiera tienen un término para padre, porque el que desempeña ese papel es el tío. Un antiguo proverbio dice que en el cielo el ser más importante es el águila, y en la tierra, el tío.

-¿Crecen felices y contentos?

-Sin angustias, preocupaciones o sensación de inseguridad; el entorno familiar es tan grande que se sienten muy protegidos. Además, es una sociedad que adora a los niños.

-¿Y los hombres no se sienten ninguneados?

-Se dedican a las tareas del campo para contribuir al mantenimiento de la gran familia materna. Tienen una vida placentera.

-¿Y cuando muere la matriarca?

-Toma el poder la hija mayor. Es una tradición con mil años de historia. Los mosuo adoran a la mujer, antiguamente ellas eran su dios. La mayoría son budistas tibetanos, adoran la naturaleza y la no violencia.

-¿Cuándo fueron estigmatizados?

-En China hay 56 minorías y la mayoritaria pertenece a los han: ellos empezaron a señalarlos; consideran que su comportamiento no es civilizado, que son sexualmente promiscuos.

-Debe de ser envidia.

-A partir de las reformas económicas, hace 20 años, empezaron a acudir
turistas, fue entonces cuando los propios chinos se preguntaron quiénes
eran esos que vivían en un entorno natural tan hermoso y bien preservado; es un destino muy cotizado del turismo.

-¿Una sociedad armónica y feliz?

-A pesar del turismo, que está influyendo en su manera de vivir, es gente muy alegre, pacífica y próspera, lo que despierta la envidia de los vecinos. Los hombres han tienen mucha curiosidad por sus costumbres sexuales y van en busca de aventuras porque creen que las mujeres mosuo son fáciles. No entienden nada.

-Ya. ¿De dónde viene esa manera tan libre de afrontar la pareja?

-Se basa en el respeto de las relaciones tanto emocionales como sexuales; nunca han impuesto reglas o una manera de relacionarse como hacen otras culturas, y eso se debe a su respeto por la mujer, no la ven como mero instrumento de placer o reproducción, no la ven inferior al hombre como ocurre en el resto de China.

-Y del mundo.

-En la sociedad mosuo, la igualdad y el respeto entre hombres y mujeres es total. Pueden en un momento dado dejar al hombre y decirle “ya no quiero estar contigo, quiero estar con otro”, y su entorno ni las presiona ni las
critica.

-¿Celebran más el nacimiento de una hija que de un hijo?

-Así como en resto de China se celebra el nacimiento del niño porque puede continuar con el linaje del padre, entre los mosuo las niñas son muy bien venidas por la misma razón, pero no hacen diferencias. Y las mujeres nunca quieren marcharse de su hogar, no les gusta ir a estudiar fuera.

-Yo tampoco querría irme.

-Yo me crié en la sociedad han, en la que los chicos son más importantes que las chicas, hasta el punto de que las mujeres abortan cuando saben que será niña. Entre los mosuo nunca ví ese tipo de prejuicios.

-¿Los niños crecen más sanos psicológicamente que en la sociedad patriarcal con sus divorcios y discusiones?

-Una de las ventajas es que los niños no tienen que pasar por la mala experiencia de que sus padres se separen, quizá la desventaja es que apenas conocen a su padre. Pero uno de los primeros aspectos que más chocan de esta sociedad organizada por mujeres es la ausencia de violencia. Me impresionó mucho que no hubiera ni violaciones, ni robos ni asesinatos.

-¿A qué cree que es debido?

-La madre se ocupa de la familia de una manera más armónica, no desatiende a nadie y en sus prioridades no está la ambición del poder ni de tener, sino la armonía.

-¿No existe entre los mosuo la violencia sexista?

-No, y la violencia hacia los niños es impensable, sería una vergüenza. Lo que más me asombró es que no discuten. Los hombres son muy educados y delicados con las mujeres, nunca notas la presión y los prejuicios que se
respiran en otras sociedades.

Fuente: La Vanguardia, Barcelona, España

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