Fueron los cortes de ruta, los bloqueos, las movilizaciones y las ocupaciones; los Congresos en La Matanza, como el enorme votoblanquismo y abstención en las elecciones de octubre, los hitos que pavimentaron el camino para el derrocamiento del régimen de la Alianza, mostrando una vez más la fuerza que anida en el seno de la clase trabajadora.
Fueron jornadas que hicieron temblar a los poderosos. Los capitalistas, presurosos, aceptaron entregar, masivamente, planes de asistencia con tal de apagar el incendio. Una nueva camada de luchadores y luchadoras emergió de aquel proceso. Son los que hoy además de construir en los territorios, también ponen en pie Comisiones Internas antiburocráticas. Son los que encabezan la lucha en subtes, la alimentación, las escuelas, la metalurgia, etc, etc.
Allí, en esa juventud, en esos hijos del 2001, está la posibilidad de gestar un movimiento anticapitalista y socialista de masas.
Un movimiento que al igual que la generación de los ’70 se proponga y organice para pelearle el poder a la burguesía.
Un movimiento que haciéndose fuerte en la que recuperamos en 2003 a esta parte, se proponga avanzar en las conquistas.
Para eso hace falta voluntad y la cabeza bien abierta. Condiciones para seguir avanzando existen. No sólo que nuestro pueblo no está dispuesto a retroceder, sino que los de arriba cada día se pelean más.
Una nuevo y grave crisis nos amenaza, no quizás todavía en el 2011, pero con la experiencia de todos estos años, y con el aporte de la generación de los ’70, podemos y debemos convertirla en una buena oportunidad para cambiar de raíz nuestra Nación.
Los de arriba lo saben. Por eso nos apalean o matan como en Soldati o a Mariano. O nos encarcelan como a Villalba, Pepino, La Gallega, Olivera y yo mismo. Y los de abajo también lo sabemos. Por eso, en este nuevo aniversario de la Rebelión, a redoblar nuestra militancia, a dejar de lado nuestras mezquindades de pequeños grupos y a construir ese gran movimiento. ¡Manos a la obra! ¡Nuestra clase nos reclama!
Roberto Martino