El femicidio es endémico del terrorismo sexual.

Hoy en la búsqueda de una niña de doce años que no saben donde esta, un familiar decía que últimamente había expresado que le gustaban las mujeres, que se había hecho un corte varonil, ante una pregunta de Pamela David, sobre que le había respondido la familia, dijo que la dejan hacer y esperan que pronto vuelva a la “normalidad”.

Esta concepción de la “normalidad”, homofóbica, cosificante, regida por estereotipos de género, que “hacerse hombre es ir al prostíbulo”, en que jactarse “cuantas minas que tengo”. De preguntar a una compañera periodista de noticiero “si usa corpiño” o a una mujer golpeada “que hacía para que le peguen” son manifestaciones del terrorismo sexual.

Como el terrorismo de estado culpabiliza a las víctimas “algo habrán hecho”, “ellas lo eligen”, “les gusta”, “lo provocaron”. Por eso el preguntar “que hiciste para que te pegue” no es casual, denota la funcionalidad del que la hace con los estereotipos de género con la justificación de la violencia hacia las mujeres, la coartada de impunidad al violento. En la justicia patriarcal observamos:

En la justicia patriarcal la mujer tiene que demostrar que es inocente y el varón victimario hay que probar que es culpable.

“Ella lo saco “Es loca, miente, lo provoca, se lo merece”.

La violencia hacia las mujeres se asienta en los pilares de la provocación y de la culpabilización de las víctimas. Que además no son vistas como victimas “son culpables”. Como el terrorismo sexual está vigente en todas las instituciones las mujeres sufrimos victimizaciones y revictimizaciones a lo largo de toda la vida.

El abuso sexual que sufre una de cada tres niñas generalmente dentro de su entorno familiar en contexto de tortura, amenazas, impunidad, soledad e impotencia, cautiverio, un crimen contra la infancia, que ocasiona daños irreversibles, y llevando muchas veces a muertes lentas por enfermedades ligadas por el trauma sufrido y a suicidios.

El que se utilice como insulto está relacionado con la mayor de las opresiones “el sistema prostituyente” el que más unifica el terrorismo sexual y el terrorismo de estado en la perpetuación de una subjetividad de dominio, en el beneficio económico y en la devastación y destrucción. No en vano se llama a las mujeres “minas”. Con la diferencia de que la explotación de las mujeres está en todas las clases sociales, es universal y no se agota.

Las mujeres en situación de explotación de Mar del Plata, asesinadas, culpando al “loco de la ruta” queriendo tapar de esta forma la convivencia de redes de trata, mafias, droga, policías y miembros del sistema judicial.

Muchas asesinadas por golpes cuando quieren: escapar, en la captación o en el ablande, por sobredosis o cuando ya no las necesitan figurando en la morgue como NN.

El que Andrea Lopez, asesinada por el padre de su hijo Purreta, cuando quería salir de sus situación de prostitución no fuera investigada su desaparición inicialmente, total son “gajes del oficio”.

Los noviazgos violentos, cada vez mas niñas, que sufren el control de sus parejas, inimputables por edad, precoces, discípulos del machismo asesino, en que querer es poseer, tener, disponer, en que prevalece el “MIA o de la fría tumba”.

El no poder decidir, el destino de las mujeres, en su mayoría pobres muertas por aborto clandestino. Siendo un embarazo forzado una violación de derechos, y estas muertes son crímenes de la inquisición, fundamentalismo religioso y complicidad estatal y social.

O aparecida enterrada en la casa de su novio si quieren seguir un embarazo como Chiara, o apuñaladas como Carolina Alo si quiere terminar una relación y evitar resistir un embarazo forzoso.

La violencia de género en la pareja.

Sufrimiento mayor que un prisionero de un campo de concentración, porque lo hace alguien a quien se quería, porque están los hijxs, porque aunque haya denuncias la sociedad la culpa o no le cree, porque es el padre de los hijos. Para la justicia nunca hay pruebas, no hay custodia. Pareciera que el victimario tiene el poder absoluto de su posesión, no hay ley, no hay pena sigue destruyendo la vida de la mujer y de sus hijos en cámara lenta, y cuando da el golpe final es noticia.

El miedo, la impotencia, las quemaduras, balas, golpes, amenazas, siguen ante el terrorismo sexual alimentado con el doble discurso de las leyes y de la falta de accionar en la defensa de los derechos y de la vida de las mujeres y de sus hijxs, inoperancia, de la indiferencia y del ninguneo.

No se necesitan refugios, se necesita que las mujeres permanezcan en su hogar, que se vaya el victimario, que en los barrios no se permita la entrada de quien agredió, abuso, violo, de que haya rechazo social, que la mujer disponga de herramientas para defenderse, para subsistir, satisfacer sus necesidades vitales, que se defienda sus derechos y que cuente con trabajo, atención de su salud integral como sobreviviente del terrorismo sexual.

El 3 de junio marca un hito en nuestra historia, estábamos acostumbradas a ser decenas de familiares o feministas o amigxs lxs que acompañaban el dolor frente a un femicidio.

El 3 de junio nos emociono nunca habíamos sido tantxs y estábamos por ellas.

Si agreden a una agreden a todxs.

Este es un momento en que realmente el femicidio salió de lo privado, de los crímenes pasionales, para poder situarlo “el machismo MATA“TERRORISMO SEXUAL.
Sabiendo que femicidio nos abarca a todxs, que se termine con el terrorismo sexual, con los estereotipos de género, haya rechazo a toda forma de violencia hacia las mujeres. El sexismo se manifiesta en el lenguaje y el lenguaje genera significado.
Desnaturalizar la violencia hacia las mujeres no ser cómplices del machismo repudiar todas sus manifestaciones

VALORARNOS COMO PERSONAS
ROMPAMOS LAS REJAS DEL MACHISMO
SABER QUE QUIEN MALTRATA NO QUIERE
POR NUESTRA Y VUESTRA LIBERTAD

MUJERES LIBRES

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