Por: Pilar Aguilar Carrasco
p. Por tonto, tonto que uno sea, sabe que el “oficio” (oficio entendido como modo de actividad para comer) más antiguo es cazador/a y recolector-a.
Luego, en la evolución humana, aparecen agricultor/a y ganadero/a.
Y aún sin haber estudiado historia, cualquiera con dos dedos de frente sabe que, para poder comprar hay que tener los medios materiales, la riqueza que te lo permita. Y para que una mujer se vea obligada a vender o alquilar su cuerpo, hay que haberla empobrecido.
p. Por lo tanto, antes de llegar a la prostitución, la humanidad llegó a la desigualdad, a la acumulación de riquezas para algunos y a la pobreza para otros. Y “curiosamente” fueron hombres los que acumularon riqueza y mujeres las más empobrecidas de entre los pobres (y sometidas a los varones, pues ellos, por pobres que sean, no “optan” por la prostitución, todo lo más, prostituyen a las mujeres que tienen bajo control). O sea, para llegar a la prostitución fue necesario establecer el patriarcado.
p. Y solo cuando ya se han dado esas circunstancias previas, aparece la prostitución, como un lujo suplementario que los varones se permiten: tener esposas que los cuidan, cuidan del hogar, de los hijos y de los ancianos. Y tener, además, un harén suplementario. Si eres rico, un harén para tí solo. Y si no, un harén compartido.
p. O sea, partidarios de la prostitución, OS ACONSEJO QUE BUSQUÉIS OTROS ARGUMENTOS porque utilizar este demuestra que sois muy, muy torpes, muy, muy brutos, muy, muy incultos. Pero mucho, mucho.
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