Entrevista a Marcela D’Angelo 11º ANIVERSARIO DE LA CAMPAÑA ABOLICIONISTA NACIONAL

Audio: kasandrxs

Foto: Nora de los Santos.

(Neuquén)- Patagonia Puel Mapu – Argentina. Participamos del 11º ANIVERSARIO DE LA CAMPAÑA ABOLICIONISTA NACIONAL “NI UNA MUJER MAS VICTIMA DE LAS REDES DE PROSTITUCIÓN” de la que formamos parte a partir del año 2015 y que se celebró en CABA, (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

Durante el festejo entrevistamos a Marcela D’Angelo compañera abolicionista de la prostitución y trata de personas con fines de explotación sexual e integrante de la Campaña Abolicionista ni una mujer mas víctima de las redes de prostitución. Les compartimos su voz y el texto de las palabras pronunciadas por las compañeras Marta Fontenla y Nora Pulido en la apertura de la celebración.

Que las disfruten!!!

Descargar: https://radioteca.net/audio/11o-aniversario-de-la-campana-abolicionista-naci-5

Campaña Abolicionista
30/06/2018
Palabras en la apertura de la celebración

11º ANIVERSARIO DE LA CAMPAÑA ABOLICIONISTA NACIONAL “NI UNA MUJER MAS VICTIMA DE LAS REDES DE PROSTITUCIÓN”
En este aniversario, quisiéramos hablar de los DDHH de las humanas y como son violados a través de la explotación sexual, en las formas que adquiere en la prostitución, la explotación reproductiva y la pornográfica y señalar algunos hechos de nuestra historia como campaña, para ver el momento actual del abolicionismo. Este es un recorte y una elección de algunos hechos e ítems, que consideramos importantes para el análisis.
El tema de los DDHH es central en esta etapa del debate, por la apropiación de estos conceptos y otros liberadores del feminismo por parte del proxenetismo, tanto nacional como internacional. Los DDHH nos pertenecen a todas y todos por el simple hecho de nacer y vivir en una sociedad y un Estado. La necesidad de su existencia tiene un reconocimiento social, estatal y de los organismo internacionales, si bien son sistemáticamente vulnerados.
Tienen de base una ideología liberadora y emancipadora, un carácter universal y han sido centrales en muchas luchas sociales.
Pero también la ideología de quienes utilizan estos conceptos impregna el significado que se les dé, su contenido y definiciones por eso la apropiación y tergiversación de ellos por el proxenetismo es otro desafío que se nos presenta a enfrentar.
Para hablar de los DDHH de las humanas, tenemos que en primer lugar partir de la situación concreta de las mujeres en esta etapa del patriarcado capitalista y la explotación de nuestros cuerpos y nuestras vidas, en que hemos pasado a ser una cifra más en el PBI de aquellos países dominados por el proxenetismo, que contabilizan las rentas de la prostitución y la pornografía como una “industria” más. Recordemos también aquellas cifras de los años 70 de UN, ya un poco lejanas, (pero que siguen siendo actuales) de cuando el neoliberalismo aún no había mercantilizado la totalidad dela vida, incluidos cuerpos y subjetividades.
Estas cifras señalan que las mujeres realizamos las dos terceras partes de la jornada mundial de trabajo, recibimos el 10 % de las remuneraciones mundiales y somos propietarias del 1 ó 2% de la propiedad mundial.
Somos el 80 % de las personas más pobres del mundo y las analfabetas entre los analfabetos.
También, según cifras de las Naciones Unidas, todos los años cuatro millones de mujeres y de niñas y niños son incorporadas a la prostitución, son esclavizadas/os y muchas llevadas a otros países. Las cifras de las víctimas de prostitución, trata y explotación sexual aumentan y se expanden el mundo, aunque es imposible saber realmente cuántas son.
En el análisis de las formas que va adquiriendo la explotación sexual actual por su masificación, debemos incluir la explotación sexual reproductiva, los llamados “vientres de alquiler”. Todas tiene también un denominador común de clase: los que más dinero tienen se consideran con derecho a usar los cuerpos de las mujeres que menos tienen para la satisfacción de sus deseos sin importar si se violan o no los derechos de las humanas.
Las personas en situación de prostitución y trata, sean niñas, niños o/y travestis, son privados de sus derechos humanos. No es posible enumerarlos a todos, pero los más elementales a tener en cuenta son: el derecho a la libertad, la dignidad humana, a una vida libre de violencia, el derecho a la autonomía, a la integridad sexual y los derechos económicos, sociales y culturales. El derecho a ser un fin en nosotras mismas y no un medio para la satisfacción de fines o deseos ajenos.
Como abolicionistas son muchas las problemáticas en las que tenemos que tener voz en estos años, que son desafíos, algunos similares y otros distintos a los que teníamos en las décadas anteriores, en los 90 y 2000. Desde la ideología feminista no se puede reglamentar la prostitución como si fuera un bien social, porque va en contra del orden de los DDHH, de la igualdad formal, sustantiva, del derecho a la autonomía y a un proyecto de vida que significa que todas las personas podamos disponer de los recursos económicos, sociales y culturales para elaborar nuestro proyecto sin ser explotadas y apropiadas sexualmente.
Como ya señalamos, en este momento es necesario tener en cuenta la defensa delos contenidos ideológicos de los derechos humanos y los principios del feminismo y considerar algunos de los problemas más serios que enfrentamos por los intentos de apropiación de estos conceptos para darles otro contenido que llevan a la esclavitud.
Uno de ellos es el significado de viejos lemas como “mi cuerpo es mío”, su contenido ético y la apropiación por el neoliberalismo y los y las proxenetas de esta etapa. Para las feministas significa que nuestros cuerpos, nuestras subjetividades, nuestro yo, son inseparables, y no pueden ser fraccionados como mercancías que tiene un precio de mercado, ni controlados por varones, estados, iglesias y otras instituciones. Ni nosotras ni nuestros orificios son vasijas para el desagote de las supuestas necesidades masculinas, o para el uso como “vientres de alquiler” o en la maternidad obligada, ni objetos pornográficos para la expansión de la sexualidad prostibularia. Como feministas no es aceptable el fraccionamiento del cuerpo en pedazos a ser ofrecidos en el mercado por un precio que puede pagar el que tiene más dinero.
Otro tanto ocurre con el lema: “mi cuerpo, mi decisión”.
Esta tergiversación de los conceptos es un freno a los avances de libertad del movimiento feminista, abolicionistas y de mujeres, porque eleva esta violencia de la prostitución a la categoría de bien social a proteger y refuerza en los varones la convicción de que el acceso irrestricto al cuerpo de las mujeres, que se atribuyen como derecho, es legítimo y que si no es aceptado, merecemos sanciones.
El feminismo es una teoría de DDHH. En especial una teoría de la libertad de las mujeres y el derecho a una vida libre de violencia de violencia social, sexual y política.
Los derechos humanos corresponden a las personas por el hecho de nacer, sea cual sean los actos que se realicen.Por eso no hay derechos humanos que surjan de llamar a la prostitución trabajo porque la prostitución no da derechos, por el contrario, viola los derechos humanos.
Reconocer a la prostitución como trabajo es en realidad reconocer los derechos de clientes prostituyentes, proxenetas, tratantes y pornógrafos a explotar personas.
Lo mismo pasa con los derechos humanos de las mujeres utilizadas en la explotación sexual reproductiva en los llamados vientres de alquiler donde quien tiene más dinero puede comprar o tener el producto de su útero (hecho que es además trata de niñas/os) . Que pasa con el proyecto de vida y la autonomía de estas mujeres? Que pasa con el lema del feminismo un hijo porque quiero y cuando quiero? Y con los derechos de los niñas y niños especialmente a su identidad?
Todos estas nuevas formas de tergiversación venían produciéndose a nivel internacional y en nuestro país, pero a partir de los 2000 comienzan a tomar formas cada vez más agresivas, por eso es necesario ver los cambios que se han venido produciendo, especialmente desde fines de los 90 y 2000, y comienzos de los 2010 con la globalización capitalista y el avance del llamado mercado sobre todos los aspectos de la vida, sobre el lenguaje, sobre las costumbres , saber qué tipo de sociedad queremos, basada en qué principios éticos. No hay sociedad patriarcal en la que quienes detentan los poder no redefinan sus pactos para seguir apropiándose de la sexualidad de las mujeres, su control y los productos de sus cuerpos.
La pregunta es: Como estamos enfrentando esto?
En los 2000 el avance reglamentarista conservador en relación a la prostitución se venía produciendo a través de la firma del llamado protocolo de Palermo y su apartamiento de la Convención Abolicionistas de 1949. “Convención contra la Trata de Personas y Explotación de la Prostitución Ajena”.
Este Protocolo introduce de nuevo la idea tan cara a los y las proxenetas que se puede consentir la propia explotación, lo que abre las puertas a la legalización del proxenetismo y la reglamentación de la prostitución. Alemania, pionera, ya había legitimado esta explotación llamándola “trabajo sexual”.
Comenzaron las presiones para que los países dicten leyes siguiendo al protocolo. Ahora, en un nuevo avance proxeneta, se pretende eliminar del derecho internacional el concepto de explotación sexual y subsumir todo en esclavitud.
La explotación sexual de las mujeres en la prostitución durante la segunda guerra mundial y en la pos guerra, ya había comenzado a ser usada y lo sigue siendo, como una fuente de divisas para que los países pobres pudiesen pagar sus deudas externas generadas por los países ricos y cubrir a través de las remesas que envían las necesidades básicas que el estado dejaba de cumplir. El entramado patriarcal capitalista se fusiona en esto dando lugar a una nueva forma del pacto patriarcal de la prostitución.
Adquieren mayor desarrollo las grandes mafias de la prostitución y la trata y ésta comienza a crecer de manera incontrolable por el nivel de complicidades que generan.
Los años 2000 fueron una dura pelea contra estos intentos de legislar en contra del abolicionismo y para avanzar en lograr la restitución de los derechos de las víctimas de trata y prostitución.
Desde la campaña tejimos alianzas con otros grupos que tenían las mismas ideas, más allá de las diferencias, realizamos como hemos visto en P.P.marchas, actos, publicaciones, presentaciones en los ENM, recolección de firmas en relación a la ley contra la trata de personas y comenzamos a extendernos a otras ciudades y provincias y nos definimos como Campaña Abolicionista Nacional. De ella forman parte grupos y mujeres feministas y de sobrevivientes y personas en situación de prostitución como AMADH (Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos) y la Asociación Nacional Abolicionista y después de la ley de 2008, en 2012 conseguimos la modificación de la ley contra la trata, volviéndose al sistema abolicionista. Esto fue pasando en la mayoría de los países de la región.
El abolicionismo y el feminismo abolicionista adquirieron una dimensión nueva, lo mismo que el resto del feminismo.
Pero también crecieron los grupos reglamentaristas, con estructuras y dirigentes financiadas/os por el proxenetismo internacional y transformando el panorama local, comprando periodistas, medios, mujeres y varones que trabajan en universidades y la adhesión de algunos partidos.
El reglamentarismo tiene una organización vertical, las órdenes vienen de los grandes proxenetas proveedores de dinero a esos grupos y personeros/as locales. Quien maneja el dinero da las órdenes y quienes las reciben deben cumplir los mandatos. Es así como hay profesionales de todas las ramas, profesoras/os universitarios, orgánicos de estos grupos que elaboran discursos centrados en permear el sentido común y la utilización de métodos de control de debates y personas, para hacer aparecer como deseables y legitimas la explotación sexual en todas sus formas. Repiten en toda Latinoamérica los mismos discursos elaborados en los centros del poder proxeneta. El reglamentarismo tiene un discurso único y una organización vertical, que en este momento aparecen como ventajosas. Hay muchas teorías gestadas en la etapa de la globalización neoliberal que sirven para justificar estos intereses
Ante esta situación las y los abolicionistas, como decimos, nos encontramos con un desafío enorme: buscar un camino para enfrentar con éxito este avance, que ahora tiene además como objetivo a niñas, niños y adolescentes. Tenemos las herramientas necesarias y somos muchas, muchas más de las que éramos en décadas anteriores y las que siempre nos vemos. Y podemos avanzar a partir primero del análisis global del abolicionismo y el reglamentarismo y las variables que están interviniendo para transformar los contenidos y la ideología de libertad del feminismo y los derechos humanos en contenidos opresivos y para poder elaborar propuestas y discursos.
Esto no lo puede hacer un grupo solo. El abolicionismo sigue las reglas del feminismo partiendo de las situaciones concretas y sin verticalismo. Esto es una gran ventaja que ha permitido el desarrollo de un pensamiento no dogmático y creativo pero tiene como desventaja la dispersión y los problemas para realizar acuerdos. Lleva al debate permanente a veces sesgado por las cuestiones personales.
Tenemos la ventaja de un objetivo ético común: la abolición del sistema prostituyente, el fin de la violencia y que la libertad sea poder elegir una vida libre de violencia. Para esto, necesitamos la unidad, el compromiso, necesitamos el respeto mutuo, construir alianzas dentro de las diferencias para realizar acciones abolicionistas y adquirir mayor visibilidad, establecer nuestras reglas, respetar las demás opiniones que no vayan en el sentido de agredir o agredirnos, no desvalorizar a las compañeras con calificativos que son en realidad descalificaciones y así obturar el debate o justificar la opresión, apoyar especialmente a las sobrevivientes y a que se escuchen sus voces y los relatos de sus historias en primera persona, imprescindibles para mostrar la violencia que significa la prostitución, la trata, la pornografía, la explotación reproductiva y la violencia de clientes prostituyentes y cómplices. Es la forma de contrarrestar el glamour atractivo con que las y los proxenetas muestran la explotación sexual.
Es necesario que tengamos acuerdos en algunos puntos básicos,
1) No criminalización de las personas en situación de prostitución que incluye la derogación de los artículos de los códigos contravencionales y de faltas y de toda otra normativa que penalizan a las personas en situación de prostitución.
2) Efectivo goce de los derechos económicos, sociales y culturales mediante políticas públicas que permitan salir de la prostitución y la trata
3) Defensa de la ley contra la trata y su cumplimiento en los aspectos penales y en la restitución de derechos.
4) Efectivo penalización de proxenetas, tratantes y pornógrafos
5) Señalar la responsabilidad de los clientes prostituyentes.
6) el cuestionamiento de la pornografía como teoría y pedagogía de la prostitución y la explotación sexual.
7) firme oposición a la sanción de leyes que reglamenten la prostitución, la explotación sexual reproductiva eufemísticamente llamada ley de alquiler de vientres o maternidad subrogada.

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