No solo escribió libros fundamentales sino que en la acción demostró su heroísmo. El río recibió esa flor que parecía quebrada por la derrota, vencida por los traidores. Pero esa rosa fue sembrada en el agua y el agua se convirtió en tierra. La rosa se multiplicó y de ella nacieron cien mil flores rojas cuyos pétalos volaron por las calles, por los campos, por los caminos, por el cielo. Nadie puede matar las rosas que nacen de la inmortal tierra del pueblo.
Fernando Lamberg, 2009
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