Alex tiene 19 años y puede contar lo que lo pasó por algún tipo de suerte adjudicable no se sabe muy bien a qué, porque hace diez días un policía apuntó y gatilló hacia su cabeza, rozándola apenas con la bala potencialmente asesina.
“El patrullero llegó y se bajaron dos policías, uno de la 18 y otro guardiacárcel de la U11”, relató el joven: “preguntaron por mi cuñada y como no estaba me dispararon a mí”. Herido y sin saber muy bien qué pasaba, salió de su casa y fue a lo de un vecino, desde donde llamaron a la ambulancia y fue asistido.
Los policías implicados, tras ser denunciados en la Comisaría Tercera, fueron demorados pero inmediatamente liberados por disposición judicial, aunque con la “condición” de no acercarse al domicilio de Alex, a él ni a sus familiares. Están “preventivamente” separados de sus cargos.
El pretexto por el que los uniformados entraron de manera ilegal a la vivienda fue encontrar a una mujer (cuñada de Alex) que supuestamente les habría robado un arma, que tampoco apareció. Revisaron toda la casa y luego balearon al joven y se fueron como si nada hubiera pasado.