SÓLO EN LOS TRABAJADORES CONFIAMOS

Hoy los trabajadores seguimos siendo comprados en ése mercado del capitalismo de la oferta y la demanda de la mano de obra, que se transforma paulatinamente en barata por las necesidades de los trabajadores. Y lo que es aún hoy nefasto, que ese mercado de “oferta y demanda” de la mano de obra que el capitalismo ha instituido, que por añadidura mantiene condicionada definitivamente a la aplicación de las nuevas tecnologías, que a su vez desplazan mano de obra y erigen en una élite de especialidades limitadas tan solo a una cantidad minúscula de trabajadores especializados, estableciéndose un nuevo estamento fragmentado de diferencias en el mundo de los explotados.

En el pasado reciente fueron las categorizaciones las que introdujeron fraccionamientos entre los trabajadores y que determinó esta cuestión en una nueva manera de mantener fragmentado a los trabajadores a través de la división del trabajo concebida desde la lógica del sistema capitalista de producción y que se fue convirtiendo en realidad en un ingenio de la dominación.
Esta nueva realidad tecnológica que el sistema capitalista nos plantea, viene de la mano de una ideología, no ya tan sólo basada en la expoliación de la fuerza de trabajo sino en un nuevo eslabón que posee la cadena de dominación, el control de las fuerzas productivas y su condicionamiento a las tácticas y estrategias que el capitalismo necesita mutar constantemente para sostener su sistema de desigualdades y privilegios y hacer de ello una “lógica” de vida.

Esa es una de las razones fundamentales del por qué el movimiento obrero necesita otra forma de instrumentar la defensa de sus necesidades, otra manera de enfrentar las mutaciones del capitalismo y que hoy este sindicalismo de cúpulas y corporaciones sigue caracterizando como “crisis” del sistema pero que en realidad son “convulsiones controladas” que trasladan a los trabajadores instalando en el seno de las sociedades el sentido del miedo.

Tal como está hoy constituida la estructura organizativa de los sindicatos no pueden dar respuestas efectivas a las necesidades vitales de los trabajadores, precisamente porque esas estructuras están consolidadas sobre la lógica del sistema capitalista mismo, es decir, que este actual sindicalismo no sólo que no puede dar respuesta sino que el propio sistema capitalista lo ha transformado en un apéndice más de su estrategia de dominación sobre las fuerzas productivas.

En toda organización la estructura determina el espacio de acción y sus consecuencias, así como el sistema capitalista de producción necesita de una estructura que justifique su constitución jerárquica para mantener fragmentado el espacio de dominación, el sindicalismo de la burocracia sindical responde de manera calcada a esa lógica de compartimentos jerarquizados para aislar a los trabajadores desde la horizontalidad de sus puestos de trabajo, creando artificialmente la “necesidad” de dirigentes y conductores para aislar las decisiones que emanen de un colectivo organizado.

Desde la F.O.R.A. sostenemos que hay que construir otra forma de organización gremial, basada en el principio de la libre asociación y partiendo desde ése concepto de la libertad desarrollar los principios orgánicos de asociación colectiva de los trabajadores sin estamentos jerárquicos que impidan el desarrollo y la aplicación de las voluntades de los organizados.

Mientras persistan las estructuras piramidales en los sindicatos, por más buenas intenciones que existan en muchos trabajadores activistas y militantes, la organización no podrá salir más allá de una lucha sólo por el salario, dejando aisladas las otras necesidades, como son las condiciones de trabajo y el tema que persiste como la “espada de Damocles” sobre la estabilidad laboral que significa el recambio tecnológico y las necesidades y condiciones de la salud del núcleo familiar.

Este sindicalismo de cúpulas, sin proyecto de transformación social, que acompaña al capitalismo ha logrado hasta hoy condicionar a los trabajadores a la idea de que sólo la lucha salarial es la “madre de todas las batallas”, olvidando a conciencia que la acción por el salario es sólo una parte de la lucha transformadora por la cual históricamente se ha constituido el movimiento obrero organizado. Pues de lo que realmente se trata es de la emancipación de los trabajadores del yugo que establecen las clases dominante que sustentan al sistema capitalista de explotación y sumisión.

La F.O.R.A. tiene herramientas para edificar un nuevo gremialismo y en esa tarea estamos sus activistas y militantes y sólo desde el movimiento obrero que habita en los puestos de trabajo está nuestro compromiso activo. No subestimamos ningún espacio de acción gremial, pero lo afirmamos con total honradez intelectual, nuestro accionar no se desarrolla para conquistar cúpulas jerárquicas sintetizadas en los sillones de un sindicato, porque para nosotros el gremio y el gremialismo no está en los edificios sino en cada lugar de trabajo.

Reafirmamos una vez más y lo haremos tantas veces que sea necesario decir, la Federación Obrera Regional Argentina pone en sus medios la fuerza de sus ideales en el mundo de los trabajadores y no en el de la política y los políticos, porque sostiene que el movimiento obrero organizado debe ser independiente y autónomo de los políticos y sus políticas, porque nuestro ideario no es mejorar al sistema capitalista, sino para cambiarlo de raíz, con los trabajadores y desde el movimiento obrero organizado.

Campi
Martes 20 de mayo de 2014

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