Mesa debate: “Explotación sexual – Resistencia de las sobrevivientes -“

(La Plata-Pcia. Buenos Aires) Ponentes: Marta Fontenla y Graciela Collantes -Coordinación: Luciana Guerra

Exposición de Marta Fontenla en la Actividad por el Día Internacional contra la NO violencia hacia las Mujeres – Museo Emilio Pettoruti – La Plata – Pcia. de Buenos Aires –

EL ABOLICIONISMO COMO HERRAMIENTA DE LUCHA ABOLICIONISTA

Marta Fontenla

La propuesta de esta actividad de hoy es hablar de la explotación sexual y del abolicionismo como herramienta de lucha y resistencia de las sobrevivientes y analizar por qué es el único sistema que va a permitir la restitución de derechos a las personas que están o hayan estado en prostitución y poner fin a esta explotación.

Para hablar del abolicionismo y explotación sexual en la prostitución, voy primero a definir algunos de los conceptos de los que partimos que son los de explotación sexual y prostitución como sistema o sistema prostituyente y que son parte de la política sexual patriarcal. La explotación sexual tiene lugar cuando una persona obtiene gratificación sexual o beneficio económico, abusando de la sexualidad de otra, anulando sus DDHH a la dignidad, la igualdad, la autonomía y el bienestar físico y mental, a una vista libre de violencia. Y sistema prostituyente como sistema de relaciones sociales organizada de determinada manera, con normas que la regulan, con estructuras y una cultura que la sostiene , con instituciones y actores que comparten un con junto de símbolos culturalmente estructurados y definidos. Esta organizado en el patriarcado y sostenido por la política sexual que instituye .Actualmente sostenido por el capitalismo neoliberal y formado por proxenetas, fiolos, prostituyente los llamados clientes o puteros y gran parte de la sociedad que naturaliza esta práctica violenta y por las personas prostituidas.

Hablo desde el feminismo abolicionista. Voy a hacer un breve recorrido histórico de este sistema, porque la historia es fundamental para reconstruir nuestra genealogía y saber que todo no empezó cuando llegamos y porque analizar los hechos históricos nos permite abordar los contextos, las acciones y sus resultados pasados y presentes y comprender que hubo miles de mujeres que nos precedieron. Ninguna historia, teoría ni práctica nace de la nada sino en determinados contextos.

El abolicionismo del sistema prostituyente es un movimiento universal que se origina a fines del siglo 19 en Inglaterra ante el avance del reglamentarismo que seguía al sistema francés establecido después de la revolución francesa. En Inglaterra se había dictado en 1869 la ley de enfermedades contagiosas que establecía controles para las mujeres en situación de prostitución, controles que no se exigía a ningún otro grupo. Las feministas encabezadas por Josephine Grey Buttler comenzaron a luchar por la derogación de esta ley hasta que lo consiguieron y comenzaron a hacer reuniones internacionales para obtener tratados que pusieran fin a esta explotación. Se realizaron varias convenciones a principios de siglo 20 y así llegamos a la convención de 1949 el “Convenio para la Represión de la Trata de Personas y Explotación de la Prostitución Ajena” que instala el abolicionismo a nivel internacional.
Hacia fines del siglo 19 y comienzos del 20 en Argentina estaba reglamentada la prostitución (1874 en Rosario y en 1875 en Buenos Aires.) y como consecuencia la trata de mujeres era incesante. Como ocurre cuando se reglamenta o regula la prostitución crecen las grandes mafias, las más importantes de la época fueron la Milieux francesa y la ZwiMigda lo organizada por proxenetas judíos. Esta última, que traía mujeres de Polonia principalmente, es la más conocida, ya que la propia comunidad judía estaba en desacuerdo con su actividad y trataba de neutralizarla para acabar con sus “negocios”. La prostitución y la trata de mujeres, no solamente por parte de estas dos mafias, aumentaba constantemente hasta que ante la magnitud del fenómeno y a raíz e la denuncia de una mujer en estado de prostitución, Raquel Liberman, se inició uno de los juicios penales mas resonantes de la historia y fue desbaratada la red.

Actualmente nos encontramos frente a un fenómeno parecido: el aumento de la prostitución y la trata a niveles masivos y de un fuerte lobby proxeneta para reglamentar la prostitución llamándola “trabajo sexual” y cambiando el contenido de conceptos claves como igualdad, libertad, elección etc. En aquellos países que se reglamentó así como en Holanda o Alemania la prostitución y la trata aumentaron exponencialmente.

Estamos en el contexto del neoliberalismo conservador y se hace necesario analizar cuáles son esos cambios y esos nuevos contenidos que se quiere instalar.

El feminismo y el abolicionismo son teorías de DDHH y la apropiación de sus conceptos por parte del proxenetismo nacional e internacional viola especialmente los derechos de las humanas. Para hablar de las humanas hablemos del contexto: las mujeres realizamos las 2/3 partes de la jornada laboral mundial, percibimos 10% de las remuneraciones mundiales y somos propietarias del 1 o 2% de la propiedad. l. Somos el 80% de las personas más pobres del mundo y las analfabetas entre los analfabetos. En argentina ganamos un 37% menos de salario que los varones.

Según ONU anualmente 4.000.000 de mujeres y niñas son incorporadas a la prostitución y muchas llevadas de un país a otro. En aquellos países dominados por el proxenetismo hemos pasado a ser una cifra más en el PBI como en Holanda, Alemania o Japón. Son países que han regulado o reglamentado la prostitución o son permisivos como España. Nueva Zelanda, por ejemplo, tenía una sistema prohibicionista y la reglamentó llamándola descriminalización, nueva terminología de los lobbys proxenetas que la utilizan intencionalmente para decir que descriminalizando la prostitución se no se persigue más a las personas en explotadas sexualmente, pero en realidad significa la liberación de toda la llamada “industria sexual” reglamentando el funcionamiento de los prostíbulos y la actividad de los proxenetas y tratantes que ahora es legal. Según relatos de las propias mujeres en prostitución, por ej. Sabrina Valisce, que había sido una de las defensoras del sistema, ahora están peor, totalmente a merced de proxenetas ya que deben obedecer cualquier demanda de los puteros.

Los sistema son tres: el prohibicionista, el abolicionista y el reglamentarista. Para el sistema prohibicionista deben ser perseguidas y castigadas todas las partes, tanto los proxenetas, tratantes y rufianes como las personas prostituidas.

Para el abolicionismo las personas en situación de prostitución no deben ser perseguidas ni penalizadas nunca y solo deben ser perseguidos los proxenetas, tratantes, fiolos y todos los que obtiene alguna gratificación de la prostitución ajena.

Las rentas de la prostitución y la trata son contabilizadas como una industria más, como “industria sexual” y “pornográfica”. A las formas que va adquiriendo la explotación sexual debemos agregar la explotación sexual reproductiva.

Las personas en situación de explotación sexual, ya sea prostitución, trata o en los llamados úteros de alquiler son privadas de sus DDHH, los más elementales como son el derecho a una vida libre de violencia, de prostitución y trata, a la autonomía a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, a un proyecto de vida propio con todas las necesidades, materiales y simbólicas satisfechas

Esta ideología neoliberal conservadora, que refuerza la heterosexualidad obligatoria de las mujeres, intenta cambiar los contenidos ideológicos tanto del feminismo como delos derechos humanos, privándolos y cambiando su potencial liberador. Así a la explotación sexual en la prostitución se la llaman “trabajo”, a esta explotación en gran escala “industria sexual”, a la compra venta de úteros y sus productos “maternidad subrogada” y no explotación sexual de mujeres con compraventa y trata de niñas/os.

Esta ideología también cambia las subjetividades y se instaura un individualismo que no tiene límites, la meritocracia es el modelo, y el cuerpo fraccionado en pedazos que se ofrece en el mercado, es un medio para las mujeres y travestis para conseguir dinero. El cuerpo para esta concepción es capital erótico. Ya no somos un fin en nosotras mismas sino un medio para satisfacer necesidades de otros. Nuestros cuerpos ya no somos nosotras. Como decíamos en el aniversario de la Campaña Abolicionista nuestros cuerpos, nuestras subjetividades, nuestro yo, son inseparables, y no pueden ser fraccionados como mercancías que tiene un precio , ni controlados por varones, estados, iglesias y otras instituciones. Ni nosotras ni nuestros orificios son vasijas para el desagote de las supuestas necesidades masculinas, o para el uso como “vientres de alquiler” o en la maternidad obligada, ni objetos pornográficos para la expansión de la sexualidad prostibularia. Como feministas no es aceptable el fraccionamiento del cuerpo en pedazos a ser ofrecidos por un precio que puede pagar el que tiene más dinero.

Esta ideología también instala el actual modelo de mujer: que es la mujer con poder sexual, heterosexual y con lo que llaman capital erótico, que se muestra como la mujer glamorosa y empoderada de la prostitución en el neoliberalismo y por otra parte la mujer cada vez más aniñada, toda depilada, delgada, las niñas erotizadas y una pedofilización de la prostitución cada vez mayor. Pero el trabajo doméstico sigue recayendo en las mujeres, así como la gestión de la miseria que el modelo económico genera cada vez en mayor escala.

Los y las defensores y defensores/as del reglamentarismo como trabajo sexual y los lobbys proxenetas y sus propagandistas algunos de ellos/ellas periodistas o académicos/as no buscan las causas de la opresión para llegar a la raíz del problema y eliminarlo, buscan como hacer dinero con los cuerpos prostituidos. Y mientras más niñas sean mejor.

Las feministas abolicionistas buscamos las causas estructurales ideológicas, económicas, sociales y culturales de la violencia y la opresión porque los problemas que estamos analizando son sociales y estructurales, no individuales.

Como ya señale, en este momento es necesario tener en cuenta la defensa de los contenidos ideológicos de los derechos humanos y los principios del feminismo y considerar algunos de los problemas más serios que enfrentamos por la apropiación de estos conceptos y dándoles otro contenido que llevan a la esclavitud.

No hay sociedad patriarcal en la que quienes detentan el poder no redefinan sus pactos para seguir apropiándose de la sexualidad de las mujeres, el control de su sexualidad y los productos de sus cuerpos y en este momento el pacto social es la prostitución.

El imaginario neoliberal busca desarticular las sociedades individualizando los problemas y haciéndonos creer que son personales, cuestiones de libre elección, elijo lo que quiero y cuando quiero, mi deseo es lo que vale, separándolo de las estructuras sociales y económicas que los generan.

No son ajenos a todas esta ideología prostibularia del patriarcado los cambios que se han producido a partir de los años 80 con el neoliberalismo y cómo han influido en las nuevas formas que ha tomado la prostitución y cuáles son los intereses y el significado económico de la misma, de la trata, de la pornografía, del turismo sexual, de la prostitución militarizada, del intenso lobby para que el proxenetismo no sea considerado delito, para que lo prostíbulos sigan abiertos y para que la prostitución sea considerada un “trabajo” como cualquier otro, los proxenetas y tratantes empresarios y los ingresos se contabilicen en el PBI. Tampoco son ajenas la utilización de la prostitución y la trata como una de las formas de acumulación de capital, especialmente en el caso de los países que exportan mujeres o han organizado el turismo sexual, ni en aquellos que la consideran “trabajo” y la quieren presentar como una forma de salida laboral a la pobreza estructural de las mujeres, legalizando esta explotación, ni las migraciones con fines de prostitución y remesas que deben enviar las migrantes prostituidas a sus pauses de origen, para mencionar sólo algunos.

Estas remesas son actualmente parte del sistema prostituyente de trata y tráfico de mujeres. Y Los países centrales y los periféricos las contabilizan para el pago de la deuda externa de los segundos y para la cobertura de necesidades que los estados han dejado de cubrir en materia de alimentos, educación, salud y adquisición de bienes.

Se producen grandes movimientos migratorios, desde los países pobres hacia los países ricos a fin de conseguir ese dinero, y desde las zonas pobres del interior de cada país hacia las ciudades. Hay países exportadores y otros receptores de personas para ser prostituidas, hay estructuras de los estados que son cómplices del fenómeno. Estas son parte de las razones por las cuales los países son tan renuentes a instrumentar políticas que apunten a la raíz del problema tanto desde el punto de vista de la persecución del delito, como del de la atención a las víctimas para revertir esta situación, salvo algunos, que han sancionado al cliente, como Suecia, Francia. Islandia, Canadá, Singapur, Sudáfrica, Noruega, Corea del Sur, Irlanda del Norte, e invierten grandes sumas de dinero en la restitución de derechos a las víctimas y en la prevención de la prostitución. Finlandia solo castiga al “cliente” de trata.

El debate por las definiciones y sus contenidos ideológicos en torno a esta problemática (o a cualquier otra) no es puramente teórico, sino que es esencialmente político, porque lo que se está disputando es si la prostitución es violencia contra las mujeres o por el contrario si se la va a consolidar mostrándola como un “trabajo” o sea como un bien social.
En este contexto que ha instalado la concepción de que todo es mercancía y nada puede quedar fuera del mercado, que naturaliza la idea de que “el sexo de las mujeres vende” y que el “sexo de las mujeres se vende”, se agrega que esa venta es un “trabajo” elegido libremente y que su explotación organizada es “industria sexual”, es decir la industria de proxenetas, rufianes y tratantes.

Se produce al adoptarse esta perspectiva un cambio en el sentido, cambio que abarca el significado en relación a qué son y qué comprenden las libertades individuales y los derechos relacionados.

No asistimos, por tanto sólo a un cambio económico sino también a transformaciones en la cultura y a mi juicio, tergiversación de los conceptos relacionados con la dignidad humana y los derechos humanos, la igualdad, la libertad y la autonomía. El mercado es el que pasa a definir y determinar los valores en la sociedad. Son estos cambios los que permiten el crecimiento globalizado y masificado de la prostitución, del proxenetismo y la trata y de las organizaciones mafiosas del proxenetismo internacional.

Estas organizaciones mafiosas requieren del uso directo o indirecto de la violencia y la intimidación, corrompen a o influyen sobre y tratan de ganar el acuerdo de funcionarios del gobierno, de las organizaciones sociales y de líderes de opinión, académicas y académicos. Esta política organizada meticulosamente trata de mostrar que la violencia está sólo en la trata, para negar la violencia de la prostitución, y concluir que hay una prostitución que no es violencia, que es libre, que se elige, que es un bien social al que llamar “trabajo” y una forzada, no libre, no trabajo, violenta. Como si la prostitución tuviera dos significados y no solamente uno: estar disponibles para ser usadas por quien tiene el poder sexual y el del dinero. Como dice Sigma Huda, la prostitución aúna estas dos formas de poder, y se ejercen sobre los cuerpos.

Por qué molesta tanto a los/las reglamentaristas pro trabajo sexual el discurso feminista abolicionista?
Por qué utilizan descalificaciones en lugar de analizar en concreto qué es lo que defienden?

Que intereses están en juego y por qué no se discuten esos intereses? Por qué no se discute que el cliente prostituyente paga para que el proxeneta consiga mujeres y niñas, le organice la esquina, el prostíbulo, el privado, corrompa policías, funcionarios etc.

La posición prostitución igual trabajo es reglamentarismo, no cuestiona las bases ni debate el hecho de que somos las mujeres y niñas las que estamos en el 95% de los casos en ese lugar de objeto sexual. Hay también travestis y algunos varones.

Parte del presupuesto que es inevitable y que las mujeres transmiten las ETS, antes la gonorrea y la sífilis, ahora el sida y hay que controlar a través de ellas las enfermedades. Es la misma posición sanitarista de fines del 19 y principios el 20. Y también es moralista y conservadora ya que sostiene que las mujeres debemos estar al servicio de los hombres. Es la moral tradicional y de las religiones que consagra la heterosexualidad obligatoria de las mujeres y nos divide en santas y putas.
Otro punto a tener en cuenta es el supuesto derecho masculino a prostituir mujeres y niñas, derecho que el reglamentarismo cristaliza y ahora lo llama trabajo sexual. Lo que no se cuestiona al hablar de trabajo es este derecho a eyacular sobre los cuerpos de mujeres y niñas, en todos los orificios de su cuerpo, boca, vagina ano, en manosear sus tetas y cola y cualquier parte que se les ocurra, por mencionar los menos malo.

Que significa para una mujer, niña o travesti que 10 o 20 tipos por día le hagan esto. Y porqué es necesario que las mujeres principalmente cumplamos esa función?
En la explotación sexual la única opción es acceder a la demanda y permitir el acceso al cuerpo por el tiempo de vida útil que cada vez es más corto ya que los prostituyentes demandan cada vez más adolescentes y niñas/os.

Podemos pensar que esto que hacen los varones es un bien social? Porque decir que la prostitución es un trabajo es decir que es un bien social. Se puede considera el cuerpo un objeto a ser consumido?

Y si es un bien social, debe beneficiar a la sociedad. La prostitución a quienes beneficia? Beneficia a la sociedad en su conjunto? Beneficia al colectivo de las mujeres que haya un grupo destinado a ser prostituidas aunque se las llame para suavizar “trabajadoras sexual eso se usen eufemismos para llamar a los prostíbulos cooperativas o privados? Evidentemente no, beneficia al grupo de varones que quiere utilizar ese supuesto derecho a prostituir personas cuando quiere, como quiere y porque tiene más dinero y poder social.

No podemos negar el avance del reglamentarismo, de la prostitución y la trata y las cuantiosas sumas de dinero que manejan sus defensores/as para imponerlo.

Pero ante estos avances, el movimiento abolicionista crece en teorías y prácticas, crecen el número de sobrevivientes que han comenzado a hablar y forman parte del mismo. Este discurso en primera persona es el mejor recurso frente al glamour con que se pretende mostrar a la prostitución en esta etapa. Somos muchas más las personas y grupos abolicionistas. No tenemos recursos, pero tenemos nuestro esfuerzo y convicciones y una gran ventaja, una utopía: construir una sociedad de iguales, de personas libres, donde la libertad, la moral y la ética no la determine el mercado o los grupos conservadores, una sociedad diferente, donde quepamos sin clasificaciones, sin géneros, sin opresión ni explotación, es decir sin prostitución.

Lo que está en juego es que tipo de sociedad queremos.

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