Cárcel de Mujeres de Ezeiza Unidad 31: la Unidad VIP Buenos Aires argentina

La unidad 31 de Ezeiza cuenta con pabellones especialmente concebidos para madres que viven en prisión junto a sus hijos menores de cuatro años y un edificio destinado a las internas que cumplen el último tramo de sus condenas.
“Estas instalaciones, constituyen un inmenso avance en un proceso que apunta a garantizar los derechos y el trato digno para los internos, y crean condiciones para brindarles instrumentos para que, cuando recuperen la libertad, no vuelvan a delinquir y puedan insertarse plenamente en el medio libre a partir del estudio, la capacitación laboral y vínculos familiares fuertes que los contengan y los motiven a ser cada día mejores personas y mejores ciudadanos”.

Así es presentada por los medios de comunicación la Unidad 31 de la Cárcel de Mujeres de Ezeiza, en donde no solo hay madres con sus hijas e hijos, sino también abuelas, e internas de buena conducta trasladadas desde otras Unidades.
El testimonio de La China una ex interna, nos muestra la realidad.

En la Unidad funciona un Jardín de Infantes al cual acuden los niños y las niñas de las internas. A las 9 de la mañana los vienen a buscar las celadoras para llevarlos, sin tener en cuenta el período de adaptación que toda niña o niño debe tener en esta etapa educativa, aunque estén llorando, prácticamente se los arrancan de los brazos a las mamás y se los llevan a cumplir con la jornada de jardín. Horas de angustia y dolor que tanto mamás como nenas y nenes padecen hasta el reencuentro.

Hay un espacio de recreación con juegos para los chicos, espacio que no se tiene acceso, ni en la semana, ni los fines de semana.

En la Unidad también están detenidas señoras mayores, que bien podrían disfrutar de ese espacio, por lo menos los fines de semana con sol, tomándose unos matecitos y charlando como lo hacen muchas abuelas afuera, nos dice la China.

En un “acto de humanidad” el SPF ofrece a las mamás que sus hijas e hijos empiecen a tomar contacto con el exterior, ofreciéndoles la posibilidad que una Familia Sustituta, los lleve a pasear o a su casa. Ya hubo casos de nenas abusadas dentro de esa “solidaria” familia que hace ese “servicio de caridad”.

La higiene de los pabellones es mantenida, como forma de trabajo asalariado por las mismas internas. Las ratas y cucarachas el único remedio que pueden tener es el que las internas compran en la proveeduría, algún cucarachicida con el sueldo que ganan por los trabajos realizados dentro del Penal.

No hay sábanas, no hay almohadas, y solo una cama de una plaza para las mamás con sus hijas e hijos. Y que nadie se enferme ya que los medicamentos también faltan.

Si las internas deciden participar de talleres de educación o culturales, dentro del horario de trabajo, esas horas se las descuentan del sueldo de su jornada laboral. A la hora de elegir, no hay muchas opciones, se estudia o se trabaja.

La China quien nos dio este testimonio, ya cruzó los muros pintados de rosa de esa Unidad que mantiene secuestradas a mamás con sus hijos e hijas tras los cuales la garantía de los derechos, el trato digno, solo quedan en los discursos de los que cortan cintas a la hora de la inauguración.

Ya sabemos que las Cárceles no nos hace “mejores ciudadanxs”y en este caso la Unidad 31 también vulnera los derechos de las niñas y de los niños, los cuales también sufren el régimen de disciplinamiento que se les impone a las mujeres que ya están privadas de su libertad.

Abajo los Muros de Todas las Cárceles
Libertad a todas las Presas y Presos

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