“Nuestras hijas vivían con monstruos pero no eran capaces de verlo” -Argentina-29-08-10-

Por Camila Brailovsky

Padres del dolor. Jesús Catán y Jorge Taddei esperan que la Justicia investigue a fondo el modo en que murieron sus hijas.
Es la primera vez que se encuentran, pero se saludan como si se conocieran desde toda la vida. Es la tragedia que comparten la que los une: la de haber perdido a sus hijas, y la de haberlas perdido –según ellos aseguran– a manos de quienes eran para ellas los amores de sus vidas.

A lo largo de la conversación, Jorge Taddei –padre de Wanda– y Jesús Catán –padre de Fátima– se sorprenden ante la abrumadora cantidad de coincidencias en sus historias: Wanda, casada con Eduardo Vásquez, ex baterista de Callejeros, y Fátima, en pareja desde hacía tres años con Martín Santillán, fueron rociadas con alcohol y murieron tras varios días de agonía con la mayor parte de sus cuerpos quemados.

—¿Sabían que sus hijas estaban envueltas en una relación conflictiva?

TADDEI: En nuestro caso, sí. Desde el momento en que Eduardo entró en su vida, todo se transfomó en una agresión constante. Wanda siempre tuvo la necesidad de salvar a las personas, y con Vásquez creyó que también podía. A nosotros y hasta a sus amigas íntimas siempre nos negaba que él la golpeaba. Creo que nuestras hijas vivían con monstruos, pero no podían reconocerlo.

CATAN: Escucho a Jorge y parece que contara la historia de mi hija. Fátima nunca admitió que ese tipo –no puedo ni decir su nombre– le pegaba. Yo prefería no tocar el tema para no arruinar los pocos momentos que teníamos juntos. Ahora no puedo evitar la culpa, pienso que si lo hubiera hecho, a lo mejor la habría podido salvar.

T: Yo culpa no siento. Wanda era mi hija, pero también era una adulta. A los 15 años, cuando conoció a Vásquez, pude intervenir. Pero llega un momento en el que hay que dejar de meterse, porque si no las alejás más.

—¿Por qué creen que ellas se sometieron a estas relaciones?

C: Creo que la amenazaba.

T: No, Jesús, no necesitan amenazarlas. Wanda estaba profundamente enamorada de Vásquez. Era el gran amor
de su vida, y había sido su primer novio.

C: Igual que Fátima. El era su primer gran amor, su primer novio. Creo que ella pensaba que él iba a cambiar.

—¿Imaginaron que podían terminar de este modo?

C: Nunca, jamás. Si lo hubiera sospechado, me habría metido más, la habría sacado como sea.

T: Yo siempre lo pensé. Y mi mujer temía que también mis nietos pudieran morir. Por eso, ante lo que pasó, agradecemos que ellos estén vivos.

—¿Cómo creen que reaccionarían de estar cara a cara con las parejas de sus hijas?

T: No quisiera estar en esa situación. Prefiero que la Justicia avance, aunque sea lenta. Muchos me propusieron ir a buscarlo, pero yo no creo en el “ojo por ojo”. El odio es el sentimiento más infame del ser humano y siempre traté de combatirlo.

C: Yo tampoco quisiera tenerlo enfrente, no sé cómo reaccionaría. Pero no sé, todavía no entiendo nada.

T: Es lógico. Sé cómo están vos y tu mujer, pero el tiempo ayuda. Recién con los meses entendés que tu hija está muerta y que no vas a poder tenerla con vos nunca más.

C: Ayer me senté en su silla y sentí que me hablaba, me decía “pa”. Todavía no puedo creer lo que pasó.

—Fátima estaba embarazada, ¿verdad?

C: Sí, de tres semanas. Se lo dijo a mi señora, a mí no llegó a contármelo. No quería ilusionarme, porque yo tenía muchas ganas de ser abuelo. Creo que ahí vino el problema, porque ese tipo no quería tener hijos.

—¿Cómo se sienten como hombres ante casos como los de sus hijas?

T: El hombre que le pega a una mujer es un cobarde, una basura, una inmundicia. Pero lamentablemente está lleno de esos tipos en el mundo.

C: Yo ahora lo único que pido es justicia, que a ese tipo lo metan preso porque él la mató. Primero la molió a palos y después la prendió fuego.

T: Esto tiene que servir para cambiar esta sociedad machista, yo soy machista. Y la violencia contra la mujer es nuestra gran deuda pendiente.

Ellas nunca los denunciaron

Lo que más se cuestionan Jorge y Jesús es que nunca sus hijas lograron denunciar esa violencia de la que ellos eran testigos ante la Justicia.

“Wanda nunca lo hizo. Pero nosotros veíamos que la violencia avanzaba y que nos topábamos con una muralla. Preocupados por nuestros nietos, fuimos a la Defensoría del Menor, pero eso causó una reacción violenta de parte de Wanda. Durante mucho tiempo le colgaba el teléfono a mi mujer. Y en uno de esos llamados mi mujer llegó a escuchar a Vásquez decir: ‘Tomatelás loca, que te vamos a prender fuego’. Es obvio que el fuego en la vida de este hombre es una constante. Además la denuncia policial no tiene validez si no se la traslada a un juzgado, si la víctima no la ratifica”, explica Taddei.

Catán coincide: “Hace dos años, ese tipo le dio una tremenda golpiza a Fátima. Mi mujer lo denunció y fue la Policía hasta su casa. Pero ella negó todo y desdijo a su madre, entonces la denuncia no tuvo validez. Mi hijo Nahuel la convenció de que se separe y volvió a casa por seis meses. Pero volvieron a vivir juntos”.

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